Al informe de la Fundación Global sobre la edad y hasta siete reelecciones de los congresistas del país se suma la ambición desmesurada de los demás políticos del patio, quienes una vez llegan a una posición pública, se aferran a ella como si sus vidas dependiera de la misma o fuera una herencia familiar.

Esa situación está llevando al país a una gerontocracia que impide el desarrollo de una sociedad que cuenta con una juventud emergente de alta calificación que tiene que postergar indefinidamente sus legítimas aspiraciones de ocupar un puesto en la administración pública.

Contrario al Estado, en el sector privado han entendido la necesidad del relevo y las más importantes entidades empresariales y comerciales están presididas o integradas por jóvenes profesionales quienes participan activamente en el proceso social que vive el país.

Sin embargo, la población está harta de ver cómo los políticos tradicionales se reparten los cargos públicos en base a acuerdos políticos inconstitucionales, o como el caso de los ministros que se iniciaron en el primer gobierno de Leonel Fernández y pronto arribarán a los 16 años en esas posiciones.

No conforme con ello, de llegar nuevamente el presidente Danilo Medina a la presidencia de la República, estos impopulares funcionarios, muchos de ellos inoperantes, y en el peor de los casos corrompidos, impondrán su presencia en el gobierno y llegarán a los 20 años en el poder.

Y la población observa y se pregunta si es que fuera de estos señores, no existen, incluso dentro del mismo PLD, profesionales jóvenes y capacitados que puedan desempeñar posiciones públicas de primer orden que les permitan poner sus conocimientos al servicio del país.