POR LLENNIS JIMÉNEZ
La Plazoleta La Trinitaria, monumento levantado a la entrada de la ciudad de Santo Domingo, en recordación del movimiento independentista el 16 de julio de 1838, está siendo utilizada como sanitario público, dormitorio de enajenados mentales y guarida de delincuentes. Este espacio, en las afueras de los sectores Mejoramiento Social y Villa Francisca, en el cuadrante conformado por las avenidas 27 de Febrero, París y Josefa Brea, sigue abandonado.

De la Plazoleta fue sustraída la réplica del escudo de la nación y en el intento por llevarse el la de la bandera, se le desprendió el asta. Los reflectores que iluminaban el escudo y la bandera también fueron saqueados de la glorieta que está próximo a la salida de los puentes Juan Pablo Duarte y profesor Juan Bosch.

La Plazoleta La Trinitaria perdió el encantó que motivaba a las personas a usar sus árboles como égida de los atardeceres y a los políticos a considerarla apropiada para sus concentraciones.

El área donde operaba la bomba está llena de heces fecales, de tierra, ropa vieja, pedazos de cartones, de bolsas plásticas y de distinta clase de basura. Este sitio está oscuro, sin puertas y hediondo. Quienes suben por este tramo a la escalinata que da a la explanada del segundo nivel, es turbado por los fuertes hedores que salen de la pequeña estructura cubierta donde estaban los controles eléctricos.

Luego de que este periódico publicara varios reportajes dando a conocer la situación de deterioro de esta glorieta que honra a los padres de la Patria: Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, las autoridades del Ayuntamiento del Distrito Nacional se comprometieron a rehabilitarla hace unos dos años.

En un intento por rescatarla, desalojaron a un ciudadano haitiano que la ocupaba, anularon y cubrieron de tierra el espacio a donde iba el agua de la fuente. Todo quedó ahí. El aseo actual consiste en barrerla y podar sus árboles.

No queda rastro de la fuente que representó el atractivo de la Plazoleta. Las paredes de la estructura están repletas de inscripciones en grafitos, con grotescas ideas. El muro de lo que antes era la fuente y que ahora tiene grama, fue embadurnado de un color negro, lo mismo que los mosaicos de la gran explanada a todo el derredor.

Residentes de los sectores Mejoramiento Social y Villa Francisca tienen temor a recrearse en este monumento, desconfían de las personas indeseables que la frecuentan en horas de la noche, sobre todo, porque el lugar carece de iluminación. La mayoría de las lámparas están dañadas.

Mirta Báez, habitante en uno de los edificios del Mejoramiento Social, dijo que gente que ellos consideran que son delincuentes se acercan a la plaza a realizar acciones reñidas con la moral. “Aquí atracaban mucha gente, hacían de todo. Pero desde que vino la Policía a vigilar, tenemos menos casos”.

Contó que hace alrededor de seis meses, dos cadáveres fueron descubiertos dentro del área de la bomba, pero que no tuvieron mayores informaciones.

Pocas personas que asisten a la Plazoleta entienden el significado de la escultura que presenta tres pilares, los cuales no relacionan con la palabra: La Trinitaria.

“Este lugar siempre es muy inseguro. No camino de noche porque no me siento bien. Me han dicho que atracan a una y le roban”, manifestó Cesarina Rodríguez Soto, estudiante de ingeniería industrial.

De día y de noche se observa gente durmiendo en el entorno de este monumento. Hombres sin camisa se tiran encima de cartones, debajo de los laureles y la mata de almendra que fueron podados para disminuir la delincuencia.

Luis Tolentino tiene su residencia en la avenida Teniente Amado, pero pasa un rato en la Plazoleta cada tarde, descansando luego del almuerzo. Dice que su nariz no siente los malos olores, ya que no se acerca al centro, pero que el sucio es un problema.

Iris Matos contó que su sobrina Martha Rodríguez fue atracada en la Plazoleta La Trinitaria, a las 2:00 de la tarde. Lo peor no le sucedió porque un ciudadano la socorrió.