El economista Luis Vargas dijo ayer que las transacciones comerciales de bienes del país con el resto del mundo en 2019 se caracterizaron por un elevado déficit, ascendente a US$10,507 millones, debido a importaciones de US$20,623 millones, muy por encima de las exportaciones calculadas en US$10,116 millones.
Señaló que el valor exportado aumentó US$638 millones (6.78%) en 2019, de US$9,474 millones en 2018, mientras que el importado apenas escaló USS$32 millones (0.16%) de US$20,591 millones, gracias en parte al relativo bajo precio internacional del barril de petróleo.
Explicó que, sin embargo, la relación entre valores importado y exportado de mercaderías se tradujo en más de dos dólares de compra por cada dólar de venta en los mercados internacionales en 2019, reflejo coyuntural de la brecha estructural del comercio dominicano con los restantes países.
Explicó que, por ejemplo, desde 2014 hasta 2019, el saldo deficitario acumuló US$57,908 millones, a raíz de importaciones superiores (US$111,878 millones) a las exportaciones (US$53,975 millones), lo que implica una relación de compra US$2.07 por cada US$1.00 de venta de mercancías.
Dijo que la gravitación relativa del déficit en el intercambio comercial (100%) de productos entre la economía dominicana y las restantes naciones del mundo representó -34.91%, fruto del diferencial entre exportaciones (32.54%) e importaciones (67.46%).
Sostuvo que la tendencia estructural de voluminosos y crecientes déficit del comercio exterior de bienes del país revela la baja productividad laboral nacional –acaparada exclusivamente en gran proporción por la patronal- y la escasa competitividad empresarial transnacional, afincada en altos márgenes rentables de oligopolios, sobre todo pertenecientes a las capas de los importadores y acreedores- en desmedro de la gran mayoría de los trabajadores asalariados y cuentapropistas, pequeños y medianos productores y consumidores urbanos y rurales criollos.

“Es importante destacar que el foco principal del comercio externo de un país radica en el balance y no exclusivamente en una de sus dos variables clave (exportaciones e importaciones), en particular el valor exportado, tal y como ha propagandeado en los últimos quinquenios un grupo de publicistas y analistas económicos, bajo el manto del silencio de las verdaderas causas, los reales beneficiarios oligopólicos, los cruciales países, sectores, ramos y rubros en números rojos y, por supuesto, las presiones ejercidas por minorías corporativas en el diseño e implementación de políticas monetarias, crediticias, cambiarias, laborales y comerciales”, planteó.

Sostuvo que el coro de voces de políticas neoclásicas y neoliberales, muchas veces cubiertas por el confuso velo popular, ha callado el rol estelar jugado por el desbalance mercantil de bienes en el proceso de endeudamiento exterior del país, a fin de culpar únicamente al gobierno, así como el aporte sustancial de los ingresos de divisas por concepto de exportaciones de metales preciosos y remesas de familias de trabajadores en el extranjeros a las actividades productivas y financieras, con el propósito de inflar la ponderación de las ramas de los negocios turísticos y zonas francas industriales en la estructura de la producción y expansión de la economía doméstica.