Vasili Arkhipov, el hombre que salvó al mundo

Vasili Arkhipov, el hombre que salvó al mundo

La semana pasada, el Presidente de los Estados Unidos enfatizó que Rusia y su nación jamás retornarán a una situación como la guerra fría y específicamente dijo, y cito: “Nuestra posición (de hoy) no debe ser considerada como un juego de ajedrez de la época de la guerra fría, en el que competimos con Rusia”. Supongo yo que esto lo habrá dicho Obama por las controversias que hay que resolver con Rusia respecto a Ucrania y Siria.

Eso me trae a la memoria – en el contexto de la pasada guerra fría – la crisis de los misiles de 1962 en aguas del mar Caribe. Los sucesos históricos de esos acontecimientos se desarrollaron más o menos así: Un informe totalmente exagerado del Comité Gaither de 1957 indicaba erróneamente que la ex Unión Soviética estaba más adelantada que los EE.UU. en materia de armamentos nucleares y misiles balísticos de corto y largo alcance. Esa acción dio paso a que la nación instalara misiles en Turquía en el año de 1960, con el claro propósito de defenderse de un posible ataque nuclear de parte de los soviéticos.

Como contrapeso, en abril de 1961 los soviéticos, aprovechando el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba, convencieron a Castro que permitiera la instalación en territorio cubano de misiles ofensivos.

Noam Chomsky en su libro “Hegemonía o supervivencia”, narra que el 22 de octubre de 2002 en una conferencia que se celebró en La Habana con motivo del cuadragésimo aniversario de la crisis, y a la que asistieron algunas de las personas que la vivieron por dentro, como por ejemplo Robert McNamara y el historiador y crítico social estadounidense Arthur Schlesinger, se analizó que la crisis de los misiles del año 1962 fue el momento más peligroso de la historia humana.

Los asistentes a la conferencia quedaron impactados con algunas de las revelaciones. Se informó que el 27 de octubre de 1962 el mundo estuvo a una palabra de la guerra nuclear. Un hombre de apellido Arkhipov salvó al mundo, dijo Thomas Blanton, del Archivo de Seguridad Nacional de Washington, entidad que ayudó a organizar el evento. Blanton se refería a Vasili Arkhipov, un oficial de submarinos de la Unión Soviética.

Ese día, una flota de once destructores de la armada y un portaviones (USS Randolph) detectaron cinco submarinos soviéticos B-59 que venían escoltando los buques que se dirigían hacia Cuba. Los estrategas estadounidenses ignoraban que los submarinos soviéticos estaban provistos de armamentos nucleares y empezaron a atacar con cargas de profundidad para forzar a los submarinos emerger e identificarse.

Así las cosas, a bordo de los sumergibles se vivieron momentos de pánico y caos. Creyendo que la guerra había empezado y, sometidos al límite de su resistencia psicológica y presionados por una marinería que exigía defenderse. Un trío de oficiales, El capitán (Savitsky) un oficial político y Vasili Arkhipov, – el número dos al mando – hacían esfuerzos por comunicarse con Moscú, sin éxitos. Los tres, habían zarpados de la URSS con autorización para lanzar los torpedos nucleares si eran atacados y siempre y cuando los tres por unanimidad estuviesen de acuerdo.

Discutían si lanzar un torpedo nuclear. El capitán, en su desesperación, más el oficial político estaban de acuerdo en abrir fuego. Pero Arkhipov, no aprobó la decisión y convenció a los otros dos en emerger y esperar instrucciones de Moscú.

En lo que emergían y consultaban, llegó la orden de retirar los buques. Jrushchov y Kennedy habían llegado al acuerdo histórico que todo el mundo conoce, que consistía en retirar los misiles que tenía los Estados Unidos en Turquía apuntando a Rusia, a cambio de que los soviéticos retiraran también los misiles nucleares emplazados en Cuba que nos estaban apuntando y la promesa de que los EE.UU. no atacaría a Cuba.

Con toda seguridad, la reación y capacidad de respuesta de los EE.UU. hubiese sido devastadora, dando paso, creo, a la Tercera Guerra Mundial. Pues el empleo de armas nucleares de lado y lado sería sin dudas el comienzo de una conflagración mundial de consecuencias de exterminio mutuo.

El juicio sereno del oficial Vasili Arkhipov fue reconocido por ambos bandos en la conferencia de La Habana del 2002. Hace unos cinco años falleció. La humanidad debería estar en deuda con ese oficial naval, que con su serenidad y buen juicio nos salvó a todos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas