CIUDAD DEL VATICANO (AP).- El Vaticano condenó ayer como «erróneos o peligrosos’’ algunos de los escritos de Jon Sobrino, paladín de la teología de la liberación, pero no tomó acciones disciplinarias inmediatas contra el jesuita español.

Es la primera medida de este tipo tomada durante el pontificado de casi dos años del papa Benedicto XVI, que anteriormente, cuando era el cardenal Joseph Ratzinger, encabezó las medidas enérgicas tomadas por el Vaticano contra teólogos que se consideraba se estaban apartando peligrosamente de la doctrina de la Iglesia.  La Santa Sede comenzó a elaborar su posición contra los escritos del jesuita Sobrino en el 2004, y consideró que el procedimiento era «urgente’’ debido a la amplia difusión de sus trabajos en Latinoamérica.  El juicio de la Congregación para la Doctrina de la Fe «se ocupa específicamente de los trabajos, no con la persona’’, dijo Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.

Dijo que es «deber (de la congregación) explicar lo que halló de erróneo en los escritos, y consecuentemente alertar a los fieles’’.  «Otras sanciones, tales como si la persona podría impartir clases o no, es una pregunta abierta de la que se ocuparán las autoridades competentes’’, dijo Lombardi.

La declaración del Vaticano, llamada Notificación, sirve como una advertencia a los fieles católicos que pudieran leer los trabajos de Sobrino, aunque no les prohibe específicamente que lo hagan. Fue firmada por el cardenal estadounidense William Levada, director de la congregación, y lleva la aprobación de Benedicto XVI.

   Un portavoz en la sede de los jesuitas en Roma dijo que Sobrino no tenía pensado hacer ninguna declaración pública en torno a la decisión del Vaticano.

   El Vaticano se ha opuesto a la teología de la liberación, pues considera que está basada en un análisis marxista de la sociedad, en especial la idea de la lucha de clases en la promoción de la justicia social, política y económica para los pobres. Esta teología es especialmente popular en América Latina.

   Sobrino vive en El Salvador desde hace décadas.