CIUDAD DEL VATICANO. Una nueva iniciativa del Vaticano para escuchar a las mujeres partió con el pie izquierdo: la rubia apetecible en el video de promoción fue objeto de tantas burlas que lo quitaron tan pronto como empezó.
Sin embargo, el programa siguió adelante y una reunión esta semana estudiará cuestiones relativas a la mujer en una apertura sin precedente en la Santa Sede.
No se habla precisamente de ordenar sacerdotisas, pero el documento de trabajo para la asamblea plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura sobre el tema “Culturas femeninas: igualdad y diferencia” habla de abrir las puertas de la iglesia católica a las mujeres para que puedan ofrecer sus habilidades “en plena colaboración e integración” con los varones.
El documento denuncia la cirugía plástica como una forma de “agresión” al cuerpo femenino, “como una burka de carne humana” y admite que la iglesia durante siglos ha ofrecido a las mujeres “sobras ideológicas y ancestrales”.
Es un territorio azaroso para la jerarquía de la iglesia conformada exclusivamente por varones. El pontífice, un comunicador avezado, ha elogiado con sinceridad el “genio femenino”, pero también ha suscitado críticas cuando designó recientemente a mujeres para la comisión teológica más prestigiosa de la iglesia por quienes consideran que sencillamente fueron incluidas para llenar una cuota.
Poca gente duda de la seriedad de Francisco de designar mujeres en cargos con poder de decisión en el Vaticano una vez que complete sus reformas burocráticas.
Ni cuestionan su sinceridad cuando dice que “las mujeres pueden hacer preguntas que los varones no advierten”. El Vaticano ha hecho progresos en los últimos años con la designación de mujeres laicas en algunos cargos.