El Vaticano expresó el viernes su “preocupación” por la crisis entre el gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica de Nicaragua, y pidió a las partes buscar “caminos de entendimiento basados en el respeto y la confianza recíproca”.
Así lo expresó el observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de Estados Americanos, monseñor Juan Antonio Cruz, en la primera reacción del Vaticano ante los recientes sucesos en Nicaragua, donde fueron cerradas siete radios católicas y un obispo permanece encerrado y sitiado por la policía desde hace nueve días en el norte del país centroamericano.
“La Santa Sede no puede dejar de manifestar su preocupación al respecto, mientras asegura su deseo de colaborar siempre con quienes apuestan por el diálogo como instrumento indispensable de la democracia y garante de una civilización más humana y fraterna”, dijo Cruz.
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En la misma sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, donde se aprobó una resolución de condena al gobierno de Ortega, el representante del papa Francisco instó a las partes a “encontrar caminos de entendimiento basados en el respeto y la confianza recíproca, buscando ante todo el bien común y la paz”.
La resolución de la OEA fue aprobada con 27 votos a favor, uno en contra (San Vicente y las Granadinas), cuatro abstenciones y dos ausentes. En el texto, los Estados condenaron “el cierre forzado de organizaciones no gubernamentales y el hostigamiento y restricciones arbitrarias impuestas a las organizaciones religiosas y las que critican al gobierno” nicaragüense.
Presos políticos
También exigieron a Ortega poner en libertad a todos los “presos políticos” (son al menos 190 según la oposición), cesar el hostigamiento a la prensa independiente y garantizar el derecho a la libertad de expresión.
El Vaticano había mantenido absoluto silencio ante los acontecimientos en el país centroamericano, donde el jueves 61 organizaciones civiles opositoras y en exilio le enviaron una carta al Sumo Pontífice pidiéndole que reaccionara ante la situación.
La declaración del representante del Vaticano ante la OEA se produce mientras continúa el cautiverio del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien permanece retenido junto a seis sacerdotes y cuatro laicos en la supervigilada sede de la Curia episcopal de la ciudad, 130 kilómetros al norte de la capital.
También ocurre horas después de que la Policía nicaragüense prohibiera realizar una procesión en homenaje a la virgen de Fátima prevista para el sábado en Managua, según reveló el viernes la Arquidiócesis de Managua.
En un comunicado, la Arquidiócesis capitalino indicó que la procesión fue programada en ocasión del Congreso Mariano y el final de la peregrinación de la imagen de la virgen de Fátima por el país, pero la Policía Nacional les informó que “no permitirá” realizarla “por motivos de seguridad interna”.
En vista de lo anterior, las autoridades católicas de la capital invitaron a sus fieles a permanecer en ayuno y oración durante este viernes y acudir el sábado “directamente a la Catedral de Managua” para “rezar por la Iglesia y Nicaragua”.
Quienes asistan deberán hacerlo “a pie o en sus vehículos particulares” y “de forma pacífica”, aclaró el comunicado. Indicó que la misa será oficiada por el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes.
La Policía no ha informado si bloqueará el acceso a la zona de Catedral el sábado para impedir la afluencia de personas a la eucaristía, o si permitirá que la actividad religiosa se realice sin contratiempos.
Desde septiembre de 2018, año en que estalló una revuelta social en Nicaragua, la Policía prohíbe realizar actividades masivas independientes. Solo permite las manifestaciones convocadas por el gobernante partido Frente Sandinista o los actos oficiales que encabezan el presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
La Policía informó que investiga a monseñor Álvarez, uno de los obispos más críticos de Ortega, por supuestamente “instigar al odio” y organizar “grupos violentos”, después de que el prelado salió a la calle la semana pasada, con un crucifijo en alto, para pedirle a los efectivos policiales le permitieran salir y oficiar la misa en la catedral de esa ciudad norteña.
La crisis con el obispo Álvarez ocurrió después del cierre de siete radioemisoras católicas de Matagalpa y del cerco policial en torno a la parroquia de Sébaco, municipio de la misma región, cuyo titular, Uriel Vallejos, permaneció retenido junto a seis personas durante varios días.
El junio pasado, Ortega clausuró el canal católico de televisión y en julio expulsó de Nicaragua a 18 monjas de la Orden Misioneras de la Caridad, luego de ordenar el cierre de esa congregación fundada por la Madre Teresa de Calcuta en la década de 1980.