La creciente brecha entre ricos y pobres en buena parte del mundo desarrollado no solo plantea preocupaciones sobre la ruptura del tejido social, sino que también está frenando de forma dramática el crecimiento económico, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Lejos de comportarse como una marea que beneficia a todos los barcos, el estudio presentado ayer concluye que la desigualdad de ingresos crece tanto en tiempos de bonanza económica como en las rachas negativas. La OCDE dijo que esto plantea, además dudas económicas, otras de índole social y política. “Para decirlo de forma simple: la creciente desigualdad es mala para el crecimiento en el largo plazo”, dijo la organización en el informe “Juntos en esto. Por qué menos desigualdad nos beneficia a todos”. El reporte sostiene que el incremento de la desigualdad de ingresos entre 1985 y 2005 superó en 4.7 puntos porcentuales el crecimiento acumulado entre 1990 y 2010 en los 34 países miembros. El problema es particularmente agudo en Estados Unidos: entre 2008 y 2013, el ingreso promedio del 10% que más gana subió 10.6%, mientras que los ingresos del 10% que menos ganan cayó 3.2%, dijo la OCDE. Austria, Dinamarca y Francia también han tenido incrementos en los niveles más altos y descensos en los más bajos. El promedio de ingreso para el 10% que más gana en EU fue 19 veces mayor que el 10% que menos ganó en 2013, mucho mayor al promedio de la OCDE de 9.6 veces. El reporte consolida el argumento que popularizó el economista Francés Thomas Piketty en su libro “Capital en el siglo XXI” .
Las políticas que mejoren el trato de las mujeres en el mercado laboral y medidas que reviertan la creciente baja calidad y los empleos que no permiten crecer son clave para reducir la desigualdad salarial y alentar más el crecimiento económico, agregó la OCDE.