Ve difícil tratar reconciliación en Haití

Ve difícil tratar reconciliación en Haití

POR LEONORA RAMIREZ
El tema de la reconciliación es muy difícil de tratar en Haití, porque no hay propiamente un debate político con ideas constructivas, sino que ha estado latente la violencia, consideró Juan Gabriel Valdés, representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el vecino país.

Esa situación, que se arrastra desde el pasado, produce una desconfianza enorme en los actores políticos, planteó Valdés durante su participación en el taller “La construcción de una seguridad democrática en el Caribe”, realizado por el Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson Center (WWIC), la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y la Fundación Guillermo Ungo.

Sin embargo, resaltó que las conversaciones entre partidos políticos, propiciadas por la ONU en los últimos seis meses, produjeron la suscripción de un acuerdo electoral de no agresión, una serie de medidas éticas de manejo electoral, “y el acuerdo en torno a un pacto de gobernabilidad que firmaran los partidos nos da un clima de tranquilidad”.

Valdés también se refirió a la falta de planificación de la ONU, en el contexto de las misiones desplazadas en distintos lugares, inclusive Haití, atendiendo a los planteamientos de Johanna Mendelson, quien disertó en el taller sobre la “Reforma de la Seguridad en Haití”.

“Me parece que ese es un tema de fondo que no necesariamente radica en la administración misma de las misiones, sino que está localizado a los niveles del Consejo de Seguridad.

“Pero no cabe la menor duda de que no existe hoy día una planificación sobre lo que va a ocurrir en Haití más allá del 18 de diciembre”.

Las elecciones en Haití se realizarán el 9 de octubre, el 13 noviembre y el 18 de diciembre de 2005; en la primera fecha se efectuarán las elecciones municipales; el 13 de noviembre la primera vuelta de las legislativas y las presidenciales, y el 18 diciembre la segunda vuelta en el caso de que se presente una elección cerrada.

La incertidumbre la relaciona el funcionario con el hecho de que, el Consejo de Seguridad de la ONU, ha impedido por distintos motivos que las autorizaciones para la renovación de las misiones sea por un año, y ha insistido en negociar solo seis meses de renovación en cada caso.

“Esta decisión tiene muy poco que ver con Haití, más bien con cuestiones que son propias de los debates entre los países miembros del Consejo de Seguridad y los miembros permanentes, sobre ese tema”.

Valdés destacó además que existe un valioso intento por mantener el control sobre las misiones, aunque es escéptico sobre la capacidad real del Consejo de Seguridad de mantener el control  sobre las misiones de la ONU.

PROGRAMA POLITICO ONU INFUNCIONAL

Según él, es evidente que el Programa de Asuntos Políticos de la ONU no funciona, por lo que debería tener una capacidad de planificación y de visión de más largo plazo sobre los tremendos desafíos que asume.

La ausencia de coordinación también lo lanza hacia Estados Unidos, “porque naturalmente nadie puede dejar de conocer el rol que tiene ese país respecto a Haití, y ninguno de los latinoamericanos que estamos allí pensamos que por arte de magia Haití va a estar más preocupado de las opiniones de Brasil, Argentina o Chile, que de la de Estados Unidos”.

“Lo que no vemos es una reflexión en los Estados Unidos sobre el tema del desarrollo y sobre los procesos de cambios políticos allí; lo que hay una búsqueda permanente de efectos inmediatos”.

De acuerdo con sus explicaciones, cada día resulte más difícil, aparentemente, que en Washintong entiendan que hay procesos de mediano y largo plazo que tienen que ser observados, porque si no el fracaso esta a la vuelta de la esquina.

En ese contexto manifestó su temor de que, si no se produce un cambio en Haití, los países latinoamericanos decidan sacar a sus tropas, lo cual llevaría a la ONU a enfrentar la situación de inestabilidad política con tropas de Sri Lanka, Filipinas o Pakistán.

“Sin la posibilidad real de construir una fuerza estable, que no solamente use la fuerza sino que dé cooperación en términos de desarrollo, como lo podrían hacer y lo realizan los países de América Latina”, refirió.

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