Priscila Kosaka Monteiro, investigadora química del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que impulsa los estudios sobre el cáncer, desarrolló un sensor con nanotecnología con el que se podrá detectar el cáncer de pulmón antes de que el paciente sienta síntomas.
Este avance tecnológico es “altamente sensible para la detección de proteínas de fusión, responsables de que las células sanas se transformen en malignas”.
Estas proteínas se encuentran en cantidades ultra-bajas en la sangre, y actualmente sólo son detectables mediante biopsias, un procedimiento invasivo que no puede usarse en estadios avanzados de la enfermedad. En tanto, el dispositivo en el que trabajan cuenta con una tecnología de diagnóstico 100 mil veces más sensible que las existentes y es capaz de detectarlas en una muestra de sangre y “detecta el tumor cuando el paciente no tiene síntomas”.
“Las tecnologías de hoy no consiguen penetrar el tejido. El plasma humano es como una sopa con una alta concentración de proteínas que hay que explorar y estos sensores permiten pescar al culpable, es decir, al biomarcador de la enfermedad”, explicó Kosaka Monteiro sobre su creación
Cómo se usa
Para realizar el testeo, el dispositivo -de tipo híbrido, que mezcla la nanomecánica y la nanoóptica- es sumergido en la muestra y, después, en una solución con nanopartículas de oro, que amplifican la señal de detección y reconocen la proteína en cuestión.
El sensor es capaz de descubrir los biomarcadores que circulan por la sangre en las diferentes etapas de la enfermedad. Los médicos podrán, por lo tanto, seguir el desarrollo del tumor con precisión y suministrarle un tratamiento más eficiente y más personalizado. “Por primera vez, vamos a tener información general, un mapa completo del tumor gracias a las huellas que habrá dejado en la sangre. Quiero que el cáncer de pulmón se transforme en una enfermedad crónica”, destacó la científica brasileña. Aunque su sueño sea eliminar la mortalidad por completo, ya se sentiría afortunada si su tecnología logra reducirla un 10%.
Por ahora, admitió Kosaka Monteiro, es imposible realizar un ensayo clínico y tampoco puede proponer su proyecto para la detección de otros cánceres. “Todavía me hace falta desarrollar sensores para cada tipo de proteína defectuosa. Sin embargo, está claro que este procedimiento traerá avances a la investigación, y ya es mucho”, concluyó.
La beca que recibió la investigadora consta de 80 mil euros y le permitirá continuar durante dos años los estudios, a los que la fundación distinguió por basarse en una “tecnología pionera de investigación”.