El ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas Maldonado, pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA), buscar soluciones concretas a la situación de Venezuela.
Además de llamar a todos los actores del proceso político en Venezuela, gobierno y oposición, para que asuman con responsabilidad acciones que conduzcan a una solución definitiva a la crisis que viven los venezolanos.
A continuación el discurso completo:
Señor Eladio Loizaga,
Presidente de la Asamblea General
Ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay
Señores Ministros de Relaciones Exteriores y Jefes de Delegaciones de los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos,
Señor Secretario General, Luís Almagro,
Señor Secretario General Adjunto, Néstor Méndez,
Señores Representantes Permanentes y Observadores Permanentes,
Señoras y señores,
Ante todo queremos reiterar nuestra solidaridad con el pueblo y el gobierno de Guatemala por la tragedia sufrida tras la erupción del volcán de Fuego que ha costado la vida a decenas de personas. Lo hago en nombre del pueblo y del Gobierno dominicano y en nombre del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), del cual ostentamos la Presidencia “pro-tempore”.
Queremos también aprovechar la ocasión para agradecer a la Secretaria General y a los Estados Miembros por haber declarado a nuestro género musical autóctono, el Merengue, como “Patrimonio Cultural de las Américas”, así como por su apoyo para designar un salón de esta organización con el nombre de nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.
Del mismo modo queremos reconocer los esfuerzos realizados y alcanzados por nuestra delegación ante la OEA, para lograr sacar al país del capítulo IV-B del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el que reconoce los avances de la República Dominicana en esta materia.
Nuestra Organización de Estados Americanos ha llegado a su 70 aniversario, con aciertos y desaciertos, y lo hace enfrascada en un esfuerzo permanente por mantenerse apegada a los principios que le dieron origen: fortalecer la democracia, impulsar la cooperación, y promover la paz en nuestro hemisferio.
A lo largo de estas siete décadas la OEA ha sido escenario propicio para dirimir conflictos, discutir diferencias e impulsar una agenda común de cooperación; y se ha constituido en un espacio donde los Estados hacen compromisos que se obligan a cumplir.
La República Dominicana ha dado seguimiento a esos compromisos en base a varios pilares que nos hemos planteado.
Entre ellos la seguridad hemisférica, la integración y la cooperación regional, el desarrollo integral, los derechos humanos, la protección al medio ambiente y el fortalecimiento de la democracia.
En cuanto a la integración regional, la República Dominicana ha estado a la vanguardia de los procesos de integración en latinoamérica.
En el año 2016 ocupamos la presidencia Pro Tempore de CELAC y desde enero de este año ostentamos la presidencia pro tempore del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
En estos meses hemos celebrado varios foros regionales y extrarregionales de cooperación.
Celebramos en marzo el SICA-ESPAÑA en Santo Domingo y SICA-ITALIA en Roma, el pasado mes de mayo.
Hace apenas dos semanas sostuvimos el trascendental encuentro SICA-CARICOM que nos permitió fortalecer los mecanismos de seguridad y de cooperación en procura de combatir el tráfico ilícito de drogas, de prevenir el crimen y la violencia, así como los delitos transnacionales.
En diversos foros hemos expresado nuestra preocupación por los efectos que tiene el cambio climático, sobre todo en naciones vulnerables.
Que son, a su vez, las que menos han contribuido a generar las condiciones atmosféricas que provocan que los fenómenos naturales sean cada vez más frecuentes y devastadores.
A partir de esta realidad hemos solicitado tanto a las Naciones Unidas como a la OEA, la creación de mecanismos de ayuda y cooperación para auxiliar de forma rápida y eficaz a cualquiera de los Estados Miembros cuando estos se vean afectados por desastres naturales.
Señor Presidente, a lo largo de estos 70 años esta organización ha lidiado con innumerables desafíos.
Unidos hemos enfrentado tiempos difíciles y si nos abocamos a un proceso de sustanciales reformas, la OEA podría constituirse en un órgano más adecuado para dirimir las situaciones delicadas y apremiantes de los pueblos de las Américas.
Tomando como referencia la certeza de esta premisa, entendemos se hace necesario que la OEA busque soluciones concretas a un asunto que nos ha ocupado ya un largo tiempo, nos referimos por supuesto a la situación en Venezuela.
Las tensiones no cesan y la crispación entre los actores políticos y económicos es permanente. Lo que nos hace temer que en cualquier momento se pueda producir un quebrantamiento de la gobernabilidad.
Nosotros no queremos eso para Venezuela.
Lo que el Gobierno y el pueblo dominicano quieren para Venezuela es el fortalecimiento de su democracia, y que la paz y la prosperidad prevalezcan en la tierra de Bolívar.
Y lo queremos, especialmente nosotros que como mediadores dedicamos meses a tender puentes entre las fuerzas políticas venezolanas.
Entregados en cuerpo y alma a buscar soluciones pacíficas y democráticas, en un proceso de mediación conducido de forma equilibrada por nuestro presidente el Licenciado Danilo Medina.
En este sentido, es propicio el momento y adecuado este espacio para expresar, en nombre del Gobierno y del pueblo dominicano, el más sincero agradecimiento por la confianza depositada en nuestro país y en nuestro presidente por los actores políticos venezolanos.
Gracias también a los países que sirvieron de testigos y acompañantes en este diálogo: México, Chile, Bolivia, Nicaragua y San Vicente y Las Granadinas. Cuyos ministros de relaciones exteriores pusieron el mayor empeño para intentar alcanzar un entendimiento entre las fuerzas políticas venezolanas.
Como testigo de primer orden, creo que puedo hablar con propiedad y señalar que fueron varios los factores que se conjugaron para abortar una salida negociada a la crisis.
Pero fue imposible vencer la inexistencia de una voluntad real de llegar a acuerdos entre las partes en conflicto, tanto del Gobierno como de la Oposición.
Y esto, fue lo que a fin de cuentas impidió que esta iniciativa fuese efectiva.
Señor Presidente, estimados colegas, en Santo Domingo intentamos por todos los medios posibles que el proceso electoral a efectuarse en Venezuela estuviera rodeado de todas las garantías:
Buscamos consensuar un calendario electoral; la reestructuración del Consejo Nacional Electoral para permitir la participación en igualdad de condiciones; la consagración de garantías electorales que propiciaran un torneo justo; la observación internacional encabezada por la ONU; y la celebración de auditorías a lo largo de todo el proceso… Todo esto lo logramos.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos que hicimos para alcanzar un escenario que garantizara la pluralidad y que las elecciones contaran con la participación de todos los partidos y líderes políticos… No pudimos alcanzar ese objetivo… Lamentablemente.
Sabíamos que sin el restablecimiento real y efectivo de los derechos políticos de todos los partidos y posibles candidatos, no era viable un acuerdo final y definitivo.
Esta situación, no me cansaré de repetirlo, se hubiera podido evitar de haberse alcanzado acuerdos básicos como los que se plantearon en la mesa del diálogo del que fuimos anfitriones en Santo Domingo, y que estuvieron muy cerca de ser concretados.
Esta coyuntura, nos coloca ante un reto enorme como comunidad hemisférica, es un momento para actuar pensando en ser útiles y eficaces más allá de cualquier postura grandilocuente o maximalista que a lo único que podría conducir es a exacerbar los ánimos, profundizar los conflictos y, por tanto, postergar una solución viable a la situación política venezolana.
Como comunidad interamericana estamos en el deber de contribuir a una salida pacífica en Venezuela. Una solución que debe estar apegada a los estándares de la democracia participativa y en la cual los protagonistas sean los propios venezolanos, pues sólo a partir de sus propias acciones y decisiones pueden emanar soluciones a sus problemas.
En ese sentido queremos hacer un llamado a todos los actores del proceso político en Venezuela, Gobierno y Oposición, para que asuman con responsabilidad acciones que conduzcan a una solución definitiva a la crisis que viven nuestros hermanos venezolanos.
Finalmente, la República Dominicana espera que cualquier acción colectiva que se emprenda con respecto a la hermana nación venezolana se haga en procura de contribuir a la búsqueda de una solución, pacífica, democrática y definitiva.
Muchas gracias.