Vecindario crea ambiente playero en sus calles

Vecindario crea ambiente playero en sus calles

POR GERMAN MARTE
A falta de un balneario cercano y la carencia de recursos para trasladarse a una playa, residentes en el barrio 27 de Febrero de Santo Domingo optaron por «trasladar» la playa al barrio y disfrutar de un baño en plena calle.

«Aquí se bebe, se goza, se come, se baila, se disfruta la playa, la arena. Aquí nunca ha habido accidente ni nada mi amor», resaltó Emilia Díaz, mientras disfrutaba de su original «playa» en la calle 15 a esquina 8.

Lo que a cualquier gobierno en el mundo le podría parecer «imposible», a los residentes en este sector les ha resultado sumamente fácil, económico y, sobre todo, divertido.

Para crear el ambiente playero les basta con dar riendas sueltas al ingenio popular, buscar unos cuantos sacos de arena que se riegan en la calle, algunas piscinas plásticas para que niños y adultos se bañen, y los que no sacan sus bateas y sus cubetas, unos cuantos obstáculos para que los vehículos no transiten, algunas pelotas de colores que sirven para dar vistosidad a las calles, y por supuesto las pencas de coco que son colocadas por doquier para crear un «verdadero» ambiente de playa.

Cada vecino saca una manguera para llenar las cada vez más numerosas piscinas plásticas, los que no utilizan cubetas para cargarlas. De lo que se trata es de que nadie se quede sin disfrutar un baño playero en familia. A medida que avanza el día, sea Viernes Santo o Sábado Santo, más y más personas se integran a esta improvisada playa callejera. Y así ha ocurrido durante 19 años.

Se trata del Festival Playero del barrio 27 de Febrero, que este año llega a su XIX versión, según explica Víctor Mañón, uno de los promotores de la actividad en la que participan cientos de vecinos de todas las edades. La gente se va integrando desde tempranas horas de la mañana hasta entrada la noche, aquí no hay límite de horario.

El «Playero», como le llaman a esta actividad, se celebra entre la avenida Padre Castellanos (antigua 17), y las calles 8, 13, 15, 2 y Respaldo 8. Pero es en la esquina de la calle 8 con la 15 donde se produce la mayor concentración de «vacacionistas» que a ritmo de salsa y bachata disfrutan de la «playa» al tiempo que toman cervezas.

«Este es un medio para que los jóvenes no salgan del barrio y como se puede observar va de una calle a la otra y todo el mundo se inclina por quedarse aquí en el barrio, por los gastos, y como está ahora mismo la situación económica, entre todos compartimos en familia», expresó Miguelina Fabián, una de las pioneras del playero, quien destaca que el éxito de la actividad ya atrae a residentes de otros barrios.

Aunque este año ha sido menor el apoyo, los comerciantes del sector colaboran económicamente para realizar el festival que es organizado por el Grupo de Apoyo Comunitario (GRUPACO). Agentes de la Policía Nacional vigilan para que no se produzcan desórdenes.

Rosalba de los Santos es de aquellos que consideran que, aunque improvisada, «esta playa» es mejor que Boca Chica «porque así no hay tanto riesgo, no hay que coger carretera, sino que uno disfruta aquí mismo».

Con orgullo, De los Santos, afirma que fue frente a su casa, con una batea vieja y una manguera, donde hace 19 años se inició el Festival Playero.

Tanto arraigo tiene el «Playero» del 27 de Febrero que antiguos residentes en el barrio y que hoy viven en el extranjero prefieren esta fecha para compartir en esta original playa.

Algunos hasta se olvidan que están enfermos y se integran a disfrutar del ambiente que si bien alejado de la costa les permite por un momento alcanzar el horizonte de la alegría, como cuenta Emilia Díaz que le ocurrió.

«Yo estaba interna grave (a causa de un preinfarto) en el Luis Eduardo Aybar y le dije al cardiólogo que por favor me diera de alta para disfrutar mi playero que tengo 18 años disfrutándolo. Le dije a la doctora que por favor hiciera una obra de caridad y dijo te voy a dejar salir durante viernes, sábado y domingo, para dejarte aquí trancada», expresa Díaz.

La amplia sonrisa en su rostro refleja la satisfacción de disfrutar de esta singular playa barrial, a pesar de que mañana tendrá que volver al hospital para continuar con el tratamiento.

 

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