Veinte años de fotografía:
una retrospectiva de Clara Martínez Thedy

Veinte años de fotografía:<BR>una retrospectiva de Clara Martínez Thedy

En la galería principal de Altos de Chavón, una selección de imágenes recorre la trayectoria de una excelente fotógrafa dominicana, que dio inicio a una visión internacional en su categoría

MARIANNE DE TOLENTINO

Era el año 1987. Aunque la fotografía dominicana no había alcanzado el florecimiento que le conocemos hoy, se encontraba en pleno desarrollo y ya había conquistado sus cartas de nobleza artística.

Las fotógrafas, todavía en franca minoría, despuntaban y en el 1983 habían creado su primer colectivo Imagen 83. Una joven talentosa fotografió el entorno físico y humano de Kenya, y su muestra «África Luz y Sombra» hubiera podido revelar a una fotoreportera, pero más allá del documento, se vislumbraban una sensibilidad y una poética, que, 20 años después se conservan como valores esenciales.

La retrospectiva de Clara Martínez Thedy causó una agradable sorpresa,  pues, aunque en el mes de la foto 2006 ella presentó en Casas Reales una individual «Abaya: Mujeres en los Emiratos Unidos», no se pensaba que la artista, viviendo en Abu Dhabi,  expondría tan pronto de nuevo en Santo Domingo.

Luego, aun los que asistimos a sus prometedores inicios y seguimos la continuación de una obra, variada y testimonial de personalidad inconfundible, no esperábamos su retrospectiva, ¡y cobró todo su sentido el reiterado dicho de que 20 años no son nada!.

La Exposición

La retrospectiva de Clara Martínez Thedy ocupa todos los espacios de la primera planta de la Galería de la Fundación Centro Cultural Altos de Chavón, con excepción de una pared reservada a Mónica Martínez Thedy, hermana de la expositora, que presenta allí su primera individual gráfica.

No hay una proliferación de imágenes -peligro que corren las retrospectivas-. El área limitada lo podría explicar, pero creemos que se ha preferido escoger entre temas y tomas particularmente significativas. Atinadamente, Carlos Acero, fotógrafo él mismo y autor del ensayo para el catálogo, expresa: «Con esta muestra antológica (…), Martínez Thedy agrupa una exquisita selección de obras emblemáticas en su carrera artística», y es incuestionable que, seducidos, pasamos de recuerdos en revelaciones, sin rigor cronológico. Los orígenes, los viajes, la vida han hecho de Clara la más transcontinental fotógrafa dominicana.

Europa, América Latina, El Caribe, África, Medio-Oriente, Asia, son sus escenarios, por los lugares captados y/o de las exposiciones presentadas. No obstante, ella ha permanecido muchos años en la República Dominicana, su producción criolla reviste gran importancia por cantidad y calidad, además la mirada dominicana ha sido clave en la homogeneidad psicológica e intelectual de su oficio.

Clara Martínez Thedy trabaja casi siempre por series temáticas, que fueron objeto de una exposición o la compartieron, buscando en la realidad su mensaje, pero sin dar nunca la impresión de un mundo cerrado e inexorable.

Así en «Juegos de niños», la fotografía capta a chiquillos que ella no conoce y probablemente no vuelva a ver. Sin embargo, el testimonio de su inocencia, su avidez de vivir o sobrevivir, su alegría en medio de condiciones dramáticas, quedan perennes. Un documento sociológico, sin indulgencia, deja por la misma expresión de los rostros y las actitudes lúdicas, una esperanza, e interviene el sentir de un ojo fotográfico que a la vez juzga y retrata. El retrato anónimo se torna colectivo.

A Clara siempre le ha gustado fotografiar la niñez, la adolescencia, y asociarlas con el sueño y la naturaleza. Visiones de niñas dormidas, llevadas a una composición de pequeño político, se acompañan de flores – delicadamente coloreadas entre el blanco y negro-, mientras arquitecturas antiguas sugieren el onirismo y exaltan la belleza.  La lectura de la obra es abierta, y disfrutamos en reencontrar una serie de singular poesía, homenaje a un período privilegiado de la vida.

Las fotografías hacen también cautivantes a los personajes y aumentan su misterio, cuando el cuerpo es lenguaje e identidad, sin rostro.

«Cuerpos y formas.», en 1998, propuso una secuencia cimera en intensidad formal, agregando las flores como signos y símbolos de refinamiento. Equilibrio, rigor, depuración enseñan la esplendidez de la sobriedad y la sencillez, de los contrastes de luz y sombra. Nos encantó la presencia allí de algunas imágenes de una serie inolvidable.

Observamos que Clara Martínez Thedy nunca es mejor que cuando ella impone su personalidad y modula los temas a su manera. En el fotoreportaje más señalado, las fotos de Oscar de la Renta y su entorno profesional son impactantes. Las fotografías de monumentos coloniales singularizan espacios citadinos e históricos conocidos, trabajan la iluminación para exaltar el patrimonio, matizan o agudizan el diseño geométrico de las fachadas. De repente (re) descubrimos a una fotógrafa de arquitectura: esta pudo ser la de un edificio secular, pero, con tanto o más exito, enfocará una maravilla natural como las de arenas, dunas y desiertos, si nos situamos en el repertorio más reciente.

El dominio de la línea y la composición, de la construcción espacial y los volúmenes agrega una nueva dimensión estética.

Evocamos al inmenso Henri Cartier-Bresson cuyo lente se apoderaba del «momento decisivo» tanto en México o Nueva York, como en París o Londres. Hay aventuras culturales que son venturas fotográficas. Ello sucede con Clara Martínez-Thedy: la nobleza de  la tribu Massai posee tanta autenticidad como una imagen barroquísima del Carnaval dominicano, la madre del terruño criollo como la mujer del mundo arabe. Es asunto de percepción y de entrega.

Naturalmente, las fotografías tomadas en los Emiratos Unidos, que culminaron en una exitosa individual en Abu Dhabi llaman especialmente la atención. Clara se ha compenetrado con la atmósfera, la gente, los hábitos del país de su actual residencia.

 Hemos admirado los paisajes del desierto, y cuánto nos sobrecogen los jinetes, el diálogo del hombre con el caballo, la virilidad del halconero, Cuánto nos conmueven las mujeres de máscara de metal, sus manos teñidas de henné o el atuendo que la convierte en fantasma negro tejiendo una canasta. Sin embargo, la esperanza, como suele suceder en las fotos de esta artista, sobrevive: bailan embriagada y ritualmente las mozas cabellera al viento, delante de una fila de notables.

El color, perfectamente mesurado, ilumina los Emiratos según una fotógrafa, maestra del blanco y negro… los  hay pocos actualmente.

Parece que esta muestra antológica de Clara Martínez Thedy viajará a Santo Domingo en los meses venideros.

Así los visitantes capitaleños podrán disfrutar un evento fotográfico fuera de lo común.

Las Mariposas de Monica

Fue el poeta francés Gerardo de Nerval que inmortalizó a las mariposas, diciendo que son flores sin tallo que revolotean…. Mónica Martínez Thedy presenta en la Galería de Altos de Chavón, su primera exposición individual, con estampas -de pequeña tirada-, reproduciendo decenas de especies de mariposas del mundo.

La investigación ha sido minuciosa y larga, reuniendo la máxima documentación científica. El dibujo se destaca por un realismo absoluto, y la sinfonía de colores resultante -las obras, muy cerca una de otra se convierten en un panel-, por una gran generosidad cromática y rítmica. La metáfora floral, cantada por el poeta romántico acerca de la mariposa, no ha perdido vigencia.

Mónica Martínez Thedy tiene varios proyectos en preparación. Uno de ellos concierne a las plantas en peligro de extinción, un tema y una exposición originales en perspectiva.

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