Velan en billar líder «naciones» de La Ciénaga

Velan en billar líder «naciones» de La Ciénaga

POR GERMAN MARTE
El cadáver de Gabriel Nova Vásquez fue sacado a la fuerza de una funeraria  -en contra de la voluntad de su madre-, llevado al hombro por decenas de amigos por toda la avenida Padre Castellanos y velado en un billar de La Ciénaga.

En el populoso sector, los asistentes al velatorio subieron la música de reaggeton, salsa, cervezas y disparos al aire, era uno de los líderes de una de las «naciones» llamada «La Sangre», afirmaron ayer residentes en el barrio donde vivía.

Vásquez había sido indultado «por buena conducta» en diciembre del año pasado, tras cinco años en prisión acusado de balear a un policía a quien dejó invalido. Era un tipo que se hacía respetar aún en la cárcel donde imponía el orden, dijeron personas que le conocieron.

«Él era una persona muy querida en este barrio, por eso usted vio que a su entierro fue tanta de gente de aquí», dijo una vecina.

Dilso Radhamés Vásquez, su tío, negó que Nova Vásquez fuera miembro de una banda, como se ha dicho, y alegó que su sobrino era una persona muy querida en el barrio que defendía a los más débiles. Otro familiar, que no se identificó, dijo que la banda quería darle un cargo y él no lo aceptó, «él dijo: yo ni robo ni mato. El no era muchacho de problemas».

Nova Vásquez, de 28 años, cerró sus ojos para siempre la medianoche del domingo tras recibir dos disparos en la espalda que supuestamente le hizo una persona sólo identificada como «El Maco», supuestamente en venganza por la muerte de un hermano. Otra versión dice que Nova Vásquez fue traicionado por un amigo que también pertenecía a la banda «La Sangre».

Sus familiares decidieron velarlo en la funeraria La Milagrosa, en la Padre Castellanos, en el barrio 27 de Febrero. Y allí lo llevaron.

Pero a las 3:30 de la tarde del lunes, se presentó al lugar un grupo de sus amigos y se llevó el cadáver «para velarlo a su manera». De nada valieron las súplicas de su madre, ni la oposición de otros familiares.

«Llegó una gente ahí, que dizque eran hermanos de él, entonces yo traté de pararlo con la pistola, pero eran demasiados», explicó Dilso Radhamés Vásquez, quien indicó, no obstante, que le gustó que los jóvenes se llevaran el cadáver de su sobrino, pues en La Ciénaga «todo el mundo estaba llorando, porque lo querían, porque el defendía a las personas», afirmó.

«Nosotros somos sus hermanitos y nos lo vamos a llevar pa´ allá abajo (La Ciénaga-Los Guandules) para velarlo a nuestro modo», habrían dicho los amigos de Nova  Vásquez y enseguida cargaron con el ataúd, a pie. Iban «escoltados» por decenas de motoristas.

En La Ciénaga, sus amigos y los supuestos miembros de la banda «La Sangre» le regalaban bebida a todo el que pasaba por el lugar, según un testigo. En la noche se escucharon disparos. Desde que lo llevaron a La Ciénaga la música no paró de sonar.

«El era uno de los jefes de la banda, porque al que era jefe de él, que se llamaba Robertín lo mataron a traición, igual que a éste que lo mataron a traición. Dicen así que lo mató un amigo», dijo un joven que lo conocía.

Era una persona muy querida, según vecinos y familiares. Tenía entre nueve y doce hijos y 17 mujeres «activas», afirmó su tío Dilso Nova Vásquez.

Vásquez pidió que lo enterraran con la salsa La Cuna Blanca de Raffy Levi, la que dice `miren donde va volando se ha ido/ aquel viejo amigo…». Y así lo hicieron.

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