SANTIAGO. El féretro del arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Santiago, monseñor Juan Antonio Flores Santana, fue expuesto en la Funeraria Blandino de esta ciudad, muy temprano esta mañana donde familiares amigos y feligreses de la iglesia se han dado cita para darle el último adiós.
En la capilla, sentados frente al cadáver están sus hermanos Jesús María y Manuel Flores Santana y varios de sus sobrinos muy queridos. La hermana que sobrevive a monseñor Ladisla Flores Santana, aún no ha llegado desde Boston.
En la homilía celebrada por monseñor Plinio Reynoso, se mostró el rostro entregado de Flores Santana, a quien en su ejercicio de más 50 años en la iglesia sirvió con amor y entrega.
“El señor ha querido que su siervo Flores Santana esté hoy en su regazo y hoy tenemos que recordar el servicio de este sacerdote que lo dio todo por su iglesia y a servir a la humanidad con honradez, amor a María y al padre”, dijo Reynoso.
Por su parte el sacerdote Serafín Coste recordó a Monseñor como un hombre de amor, sencillez y humildad pero al mismo tiempo un hombre con coraje, que sabía enfrentar con calidez lo que sentía y entendía que era lo más correcto.
Según Coste, él, se dejó abrazar por la gracia de Dios, la eucaristía y la devoción a María.
Durante el velatorio una pariente explicó que hace apenas un mes, Flores Santana viajo a New York, aún con su enfermedad a oficiar la misa de la boda de una sobrina y a celebrar los 100 años de su hermano Jesús María, quien inmediatamente se enteró de que su hermano fue internado en el Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), vino al país.
La misa fue organizada por el Movimiento Cursillistas de Cristiandad de Santiago, donde monseñor, impactó positivamente en miles de hombres y mujeres.
Flores Santana, falleció ayer a los 87 años de edad. Tenía lesiones en la cadera producto de una caída, más otros quebrantos de salud que padecía.