Siempre que me preguntan por qué hablo tanto de mi pueblo, digo porque mi pueblo sigue siendo mi pueblo, no es una ciudad cualquiera.
Sin embargo debo admitir que su arquitectura ha cambiado mucho de la de mis días de infancia, sin embargo, la gente y la mayoría de las casas siguen manteniendo el arraigo de nuestros fundadores y padres. ¿Y tan viejo somos? Sí no tanto como la Bula de Osorio, que nos desarraigó y aún jóvenes como para crecer en el verde esmeralda de Charlie Mariotti. Una tentación ¿Vienes?