GUATEMALA, (EFE).- La victoria del socialdemócrata Alvaro Colom en las elecciones presidenciales del domingo en Guatemala supone un triunfo más de la izquierda en Latinoamérica e inédito en este país, tradicionalmente gobernado por la derecha.
Candidato por tercera vez consecutiva, en esta ocasión al frente de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), este ingeniero industrial de 56 años será el primer gobernante de izquierdas y el séptimo desde que Guatemala recuperó la democracia en 1985 tras una sucesión de dictaduras militares que se inició en 1954. Los guatemaltecos optaron por Colom y su propuesta de política de desarrollo social para frenar la violencia y la pobreza, frente a la mano dura que ofrecía su rival, el ex general derechista Otto Pérez Molina, a quien todos los pronósticos auguraban una victoria.
Guatemala se ha unido así a los países latinoamericanos que durante los últimos años han optado por gobernantes identificados en diferente grado con la izquierda, y de los que únicamente se exceptúan México, Honduras, El Salvador, Colombia y Paraguay.
La incógnita
Colom se ha declarado admirador de Ignacio Lula Da Silva, presidente de Brasil; José Luis Rodríguez Zapatero, jefe del Gobierno de España; y de Michelle Bachelet, presidenta de Chile.
La incógnita que se abre ahora es hasta qué punto y en qué dirección está dispuesto el próximo gobernante guatemalteco a ejercer lo que anuncia su cartel político y qué alianzas o amistades regionales va a forjar. Los primeros gobernantes que le felicitaron, según dijo el propio Colom, fueron los de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Panamá, Martín Torrijos, representantes, precisamente, de dos maneras muy diferentes de gobernar desde la izquierda en Latinoamérica. A Colom le espera un país en el que se cometen 17 asesinatos al día con casi absoluta impunidad