Ven estancada solución problemas

<p>Ven estancada solución problemas</p>

POR FIOR GIL
El Concilio Evangélico de las Asambleas de Dios afirmó ayer que la solución de muchos de los problemas que afectan al país sigue estancada y que en algunos casos se nota una agudización.

Afirman que esto se contrapone con lo que debe ser el desarrollo del país, su avance y crecimiento a favor de las masas desposeídas.

Manifestó que tiene la esperanza de que quienes administran los recursos del Estado sean tocados por una sensibilidad profunda a favor del pueblo y por un alto sentido de responsabilidad en la dirección de los destinos del país.

La organización hizo el planteamiento tras considerar que la sociedad dominicana sigue todavía inmersa en una serie de males que aquejan de manera terrible y amarga a una gran cantidad de la población.

“Aunque parezca llover sobre mojado, hay que seguir señalando la solución al problema de la energía eléctrica, el servicio de la salud, la educación, el agua potable, la violencia y la delincuencia”, indicó.

El enjuiciamiento de las Asambleas de Dios está contenido en el editorial de su periódico La Antorcha, que circula entre su feligresía nacional y entre su liderazgo y bajo el título círculo vicioso.

Se trata de un elemento muy pernicioso porque, según consideran, esto podría dar paso a un sentimiento de frustración, de desesperanza y de intranquilidad en la sociedad.

“virtualmente no hay forma de explicar cómo es posible justificar esta condición a tantos años de existencia como nación y de relevo de políticos y gobiernos en el poder”.

Sin embargo, atribuyen la ineficiencia del Estado más a la actitud de los gobernantes que a la falta de recursos y a la capacidad de los políticos.

“Los factores reales es que nuestros dirigentes no han concentrado sus esfuerzos y devoción a la administración sana de los recursos y de los intereses del pueblo. Durante los procesos de campañas hay muchas promesas, pero, una vez llegan al poder, sacan una agenda muy distinta”.

Otro señalamiento es que los recursos del Estado no necesariamente están siendo colocados en los renglones que satisfagan las verdaderas necesidades de los ciudadanos, sino, más bien, en proyectos caprichosos o de intereses personales.

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