Ven explotación de jóvenes en programa trabajo de verano

Ven explotación de jóvenes en programa trabajo de verano

Haitian immigrant Jean Emy Pierre, center, head chef at Colors, a restaurant co-owned by a multinational immigrant staff, with his kitchen staff as they prepare for dinner customers in New York, Tuesday May 22, 2007. Critics of a proposed senate immigration bill say it raises various issues that could impact foreign born workers, considered the backbone of the restaurant industry, including adversely affecting how separated families can unite and creating a merit system that favors high-skilled immigrants. (AP Photos/Bebeto Matthews)

El programa estadounidense de visados de trabajo de verano, conocido en inglés como J-1 SWT, “se ha transformado en una fuente de mano de obra barata y explotable” y ha expuesto a los beneficiados a “riesgos inaceptables, incluido el tráfico de personas”, reveló ayer un informe privado.
El documento titulado “Iluminando el trabajo de verano- una primera mirada a los empleadores que usan los visados de trabajo de verano J-1”, analiza la situación de quienes llegan a Estados Unidos amparados por ese programa, que solo el año pasado cobijó a 104,512 trabajadores.
“A los defensores, trabajadores y legisladores nos han mantenido en la oscuridad, socavando los esfuerzos para proteger a los trabajadores J-1”, advirtió en una conferencia telefónica Rachel Micah-Jones, presidenta del International Labor Recruitment Working Group (ILRWG), una coalición de organizaciones y académicos que buscam proteger los derechos de los trabajadores.
Micah-Jones advirtió que los beneficiados de este programa, cuya edad promedio es de 21 años, trabajan como cajeros, recepcionistas, cocineros, encargados de limpieza o sirven helados, entre otros oficios.
“Son reclutados en sus países (República Dominicana, Irlanda, China)”, explicó la experta, al advertir que los reclutadores o empresas patrocinadoras les cobran “miles de dólares” con la “promesa de un intercambio cultural».
Pero -prosiguió- “cuando llegan a Estados Unidos, encuentran condiciones claramente diferentes a la promesa de ‘intercambio cultural’”, que “pueden amenazar su seguridad y sustento».
La investigación indicó que en 2015 del total de 332,540 visados J-1, 94,983 correspondieron al programa de verano, con beneficiados procedentes de 141 países, de los cuales un 55 % eran mujeres y 45 % hombres.
Irlanda, con 7,001 visados asignados en 2015; Bulgaria (5,974), China (5,795), Rumanía (5,371) y Ucrania (5,348) encabezan la lista de países de origen de los seleccionados.
Entre empresas que contratan a estos empleados temporales destacan Disney (2,355), Cedar Fair Park (2,340), Mc Donald’s (1,735), los parques de atracciones Six Flags (1,580) y las instalaciones de parques naturales Xanterra Parks and Resorts (1,257), según las cifras de 2015. En total para ese año, 15,899 compañías contrataron trabajadores amparados con este visado.
La investigación apuntó la necesidad de regulación de este programa, descrito como popular entre los empleadores por encima de las visas temporales H-2B.
De igual forma, indicó que está contribuyendo a desmejorar las condiciones de los sitios de trabajo mediante la subcontración, las franquicias y otros arreglos que han hecho a los trabajadores “más vulnerables a abusos y a tratamiento desigual».
Además, el estudio denunció que los empleadores han usado este programa para alterar las limitaciones numéricas de contratación establecidas en otros programas de trabajo temporal, como el H-2B.

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