SANTO DOMINGO (AP).- El virtual triunfo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en las elecciones legislativas y municipales se debe en gran parte a la popularidad del presidente Leonel Fernández entre los ciudadanos. El actual mandatario hereda desde hace un tiempo un tradicional liderazgo político que quedó en el limbo tras la muerte de los viejos dirigentes políticos Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez.

Su exitoso camino político fue allanado por la desastrosa gestión del gobierno de Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Mejía buscó sin éxito la reelección, dejó al país con una inflación de 43%, el peso perdió más de la mitad de su valor frente al dólar y miles de personas quedaron desempleadas. En mayo del 2004, Fernández derrotó a Mejía en la primera vuelta electoral con un contundente 57%.

Cuatro años después de dejar la presidencia en medio de escándalos de corrupción, Fernández retomó en agosto del 2004 las riendas del gobierno dominicano con el gran reto de levantar un país sumido en una crisis económica y con minoría en el Congreso.

Ambos desafíos parece haberlos logrado en sus casi dos años de gobierno: la economía creció hasta un 7% en el 2005 y a partir de agosto revertirá la minoría en el Congreso por una proyectada mayoría.

El politólogo Pedro Catrain comentó el miércoles a la AP que los resultados de las actuales elecciones reflejan un castigo al PRD «por la preponderancia en ese partido del ex presidente Hipólito Mejía (2000-2004), que de acuerdo a las encuestas tiene una alta tasa de rechazo’’.

Para alcanzar la victoria electoral, Fernández le quitó tiempo a sus obligaciones presidenciales con el fin de respaldar a sus candidatos en varias provincias.

El control del Legislativo para el oficialista PLD despejaría una eventual reelección presidencial de Fernández y avalaría una serie de proyectos socioeconómicos pendientes de aprobación en el Congreso, como un tren subterráneo que recorrería parte de la ciudad capital.

El mandatario encabeza todas las encuestas para reeligirse por un tercer período presidencial en el 2008 sin que se visualice, ni en el mismo PLD ni en la oposición, un contrincante que pueda arrebatarle el apoyo popular.

Para agigantar su figura, Fernández es apoyado de manera entusiasta por su esposa, Margarita Cedeño, quien desarrolla una labor social que le deparó la aprobación del 72% de los dominicanos, según un reciente sondeo.

Fernández, un neoliberal de 52 años, ganó su primer periodo presidencial en 1996 con el apoyo del extinto Joaquín Balaguer del partido Reformista Social Cristiano, quien ocupó la presidencia en el período 1966-1978 y volvió de 1986 hasta 1996, cuando vio recortado su mandato por acusaciones de fraude por parte de Peña Gómez del PRD.

Fernández fue apoyado por Balaguer que quería impedir un triunfo del PRD en los comicios de 1996 y ganó la presidencia a los 43 años. Su principal mentor político era Bosch.  Desde entonces, su nombre resulta familiar entre los 8,8 millones de habitantes que décadas antes aplaudían, vitoreaban y respaldaban con el voto a los viejos caudillos Bosch, Balaguer y Peña Gómez.