BAGDAD. AP. Las autoridades iraquíes y estadounidenses insistieron ayer que las dos mujeres que portaron los explosivos que mataron a casi 100 personas en Bagdad sufrían deficiencias mentales, en lo que creen es una nueva táctica de al-Qaida en Irak.
Mientras tanto, el primer ministro Nuri al-Maliki centró su atención en la ciudad norteña de Mosul, y prometió lo que será el enfrentamiento final con los insurgentes de al-Qaida en Irak. Al-Maliki prometió atacar a los insurgentes. La fealdad de este delito no amedrentará a nuestras fuerzas de seguridad. Aumentará nuestro empeño en aplastar los reductos de los terroristas, agregó en una declaración. Por otro lado, los familiares cargaron los ataúdes y los llevaron al cementerio donde fueron sepultadas las 99 víctimas.
Los comandantes de EU en el norte de Irak dijeron que la batalla para desalojar a al-Qaida en Irak de su último reducto no será una ofensiva relámpago como sugirió al-Maliki, sino una campaña de desgaste.
Más protección
Al mismo tiempo, los iraquíes de Bagdad exigieron más protección para sus mercados, e indicaron que una de las atacantes no fue registrada por ser conocida como una mendiga local y los agentes se mostraron reacios a registrar a las mujeres debido a las costumbres islámicas.
El comandante de las fuerzas estadounidenses en Bagdad, el general de división Jeffery Hammond, dijo que los ataques ponen de relieve que Al-Qaida sigue siendo una grave amenaza pese a los éxitos logrados contra su red desde que llegaron otros 30.000 soldados estadounidenses de refuerzo a la capital y las zonas aledañas en el segundo trimestre del año pasado.