Venciendo dragones

Venciendo dragones

Los tímidos tienen miedo antes del peligro;

los cobardes, durante el mismo; los valientes, después.

Jean Paul

Cuando empezamos a trabajar en profundidad en nosotros mismos, a menudo nos parece que nuestra vida empeora en vez de mejorar. Toda la basura que estaba asentada quietamente en el fondo de nuestro pozo emocional, se mueve para enturbiarlo todo. Este proceso puede ser tan doloroso y atemorizante que nos sentimos tentados a volver a lo que dejamos.

Los dragones aún existen. Con frecuencia, los dragones son metáforas de nuestros miedos, esa fuerza que nos hace difícil seguir adelante. Los dragones representan nuestros demonios, nuestras heridas, nuestro ego, nuestras ingeniosas maneras de negarnos amor, tanto a nosotros como a los demás.

El escritor y director de cine estadounidense Woody Allen dijo: “El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro”.A muchos, el miedo les somete. Para que esto ocurra, se requieren dos personajes; uno que mande y otro que obedezca. Es necesario que ambos acepten el juego. Todo miedo se reduce a uno: temor al cambio. ¡Es la única manera de seguir en lo mismo!

Hace falta valor para soportar los dolores lacerantes del descubrimiento de nosotros mismos.  La mayoría de las veces, el dolor sordo de la inconsciencia que nos mantiene anestesiados es mucho más seductor y fácil de llevar. Contactar al que realmente somos es un proceso de nacimiento, casi siempre doloroso, y con frecuencia confuso.

A la mayoría de las personas les da miedo ver quiénes son de verdad. El miedo debe espiritualizarse para ser vencido. “Espiritual” significa “auténtico”. Es necesario trabajar con lo que tenemos; si surge la rabia, el enojo, la envidia, el resentimiento, entre otras emociones negativas, debemos reconocerlas.Paradójicamente, ser auténticos se torna más complicadopara las personas “espirituales”, ya que después de tanto trabajo personal, lecturas, talleres y terapias, se espera mucho de ellas.

La realidad nos muestra que todo lo que se reprime buscará expresarse ¡al precio que se! que alguien no exprese su rabia no quiere decir que no la sienta. A la rabia que sale afuera la llamamos rabia. A la rabia volcada hacia adentro la llamamos úlcera, colitis, cáncer, alergia, etcétera. Asumir la responsabilidad de nuestras emociones, y enfrentar lo que muchos podrían interpretar como una “debilidad”, es parte importante de un proceso de sanación.

Antes de alcanzar suficiente poder para abandonar a nuestro ego, tenemos que mirarlo directamente a los ojos. Todos llevamos dentro demonios, sapos y dragones, pero también al gallardo príncipe, y en todos los cuentos de hadas que recuerdo el príncipe siempre triunfó sobre los dragones. Nos convertimos en personalidades perfeccionadas al aceptar la perfección espiritual que ya existe dentro de nosotros.

Vencerlos dragones es una tarea que debe cumplirse antes que el amor puro que llevamos dentro pueda asomarse al mundo.La mejor manera que tenemos para lidiar con ellos es entregar nuestra lucha al Gran Espíritu. Él transforma el miedo en amor, uniendo lo que antes estuvo separado.

El escritor británico Aldous Huxley dice: “El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma”.

Con los dragones (miedos), la tarea consiste simplemente en confiar en el poder del amor. El amor es la voluntad de Dios. “Dios” significa amor. “voluntad” significa pensamiento. De esta forma, la voluntad de Dios significa “pensamiento de amor”. Si Dios es la fuente de todo bien, entonces el amor que hay dentro de nosotros también es la fuente de todo bien. No siempre sabemos cómo funciona ese despliegue, pero tampoco lo necesitamos. Dios hará Su parte si nosotros hacemos la nuestra.

La verdad es que si nosotros (o cualquier otra persona), pudiéramos ver la auténtica verdad sobre nosotros mismos, nos quedaríamos deslumbrados por la luz. Cuando nos entregamos a Dios, nos entregamos a algo mayor que nosotros, a un universo que sabe lo que está haciendo.

¿Cómo vencer nuestros dragones? ¡Confiando! Confianza y control son incompatibles. El ego hace difícil que renunciemos al control, especialmente cuando se trata de temas en los que anhelamos algún resultado. Cuando abandonamos el intento de controlar los acontecimientos, éstos se sanan por sí solos mientras nosotros descansamos, y un poder mucho mayor que el nuestro se hace cargo de todo.

Entregarnos a Dios es aceptar el hecho de que Él nos ama. La entrega no obstruye nuestro poder; lo intensifica. Dios es simplemente el amor que hay dentro de nosotros, de manera que retornar a Él es retornar a nosotros mismos.Al entregarnuestros más grandes miedos a Dios, renunciamos a nuestra adicción a las cosas de afuera, y empezamos a ocuparnos de lo que pasa en nuestro interior.

A medida que vamos renunciando al miedo, y tenemos el valor de vencer nuestros dragones, aprendemos a confiar en que el poder que hace que el sol salga cada amanecer, y al atardecer le da paso a la luna, ¡puede manejar las circunstancias de nuestra vida con la misma eficiencia! ¿Qué parte de ti estás dispuesto a vencer para ser quien de verdad eres?

 

 

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