Venezolanos encaran nueva elección
presidencial entre temores de violencia

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Por Nina Negrón
CARACAS, Dic 1 (AFP) – Los venezolanos van a las elecciones presidenciales del domingo, en las cuales el mandatario izquierdista Hugo Chávez aparece como claro favorito frente al opositor Manuel Rosales, en un clima de nerviosismo debido a rumores alarmistas y temores de violencia.

La población se aprovisiona de alimentos, entre temores de cortes de electricidad y falta de transporte.

Chávez, un teniente coronel retirado de 52 años que gobierna desde hace casi ocho años, denuncia desde hace semanas que grupos extremistas pueden generar violencia para intentar alterar las elecciones.

El presidente, que goza de un favoritismo de 20 a 30 puntos según sondeos, dijo incluso el jueves que se había desmontado un intento de parte de sectores radicales disidentes para atentar contra el candidato Rosales y generar caos, aunque no anunció ninguna detención.

Rosales afirmó que «el que ha hablado de violencia (…) de complot es Chávez» y consideró que lo hacía para que la gente no vaya a votar.

Subrayó que él «no va a invitar a nadie a la violencia».

La campaña, en la que no se produjeron incidentes significativos, ha estado marcada no obstante por las descalificaciones mutuas: Chávez acusa a Rosales de ser «lacayo del imperialismo» norteamericano, mientras el candidato opositor lo señala de «títere sentado en las piernas de Fidel Castro».

El ánimo de la ciudadanía se torna inquieto a medida que llega el día electoral. En Caracas, especialmente en los barrios de clase media, los supermercados se encuentran abarrotados de compradores y escasea la mayor parte de los productos, debido al nerviosismo de los últimos días.

En los barrios más pobres y las provincias la situación es más tranquila, y los temores se refieren más bien a versiones de que el transporte público escaseará.

El ministro de la Defensa, general Raúl Baduel, hizo un llamado este viernes para que «reine la cordura y la sensatez en la conducta de los ciudadanos».

La fase final de la campaña mostró como una de las mayores sorpresas el regreso masivo de la oposición a la batalla electoral, luego de haberse retirado de las legislativas en diciembre de 2005 y haber perdido un referendo que buscaba revocar el mandato de Chávez en agosto de 2004, que la dejó desmoralizada.

Rosales, gobernador del petrolero estado Zulia (occidente), logró reanimar a la alicaída oposición. Pero el tiempo se agotó para su vertiginoso ascenso, que le hizo pasar de una intención de voto de 7% que registraba en agosto hasta un máximo cercano al 40% en noviembre, según los sondeos.

La abstención podría oscilar del 30% al 40% de los casi 16 millones de inscritos en el padrón electoral, según los especialistas.

Más de 33.000 mesas electorales comenzaron a instalarse este viernes en las escuelas que sirven de centros de votación.

Chávez fue elegido presidente por primera vez en 1998 y fue reelegido en otra elección en 2000, luego de aprobarse una nueva Constitución.

Si es reelegido el domingo gobernará hasta 2013, un nuevo mandato en el que profundizará su proyecto socialista y baraja la posibilidad de un referéndum para aprobar la reelección indefinida y la reforma del Estado.

Los partidarios de Chávez tienen previsto ofrecer facilidades a los habitantes de los barrios más pobres, donde se concentra su mayor capital político, para trasladarlos a los centros electorales, usualmente alejados de sus casas.

La apuesta de la oposición en estas elecciones es -si no gana- al menos reconstruir una fuerza que sirva de contrapeso a Chávez, quien tiene un amplio control sobre los poderes del Estado.

Ese escenario marcaría una ruptura con las batallas opositoras de los últimos años, al final de las cuales los principales contendores del presidente desaparecieron de la escena política.

Rosales aseguró este viernes a corresponsales extranjeros que «si el juego es limpio, las reglas claras y hay respeto a la ley, todos estaremos felices con el resultado».

Las elecciones venezolanas, con un proceso totalmente automatizado, son supervisadas por más de 200 observadores internacionales de la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter, y alrededor de mil observadores venezolanos.

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