La situación de Venezuela se torna cada vez más peligrosa por la intransigencia de los sectores enfrentados y la abierta injerencia política de Rusia y los Estados Unidos, involucrados por un conflicto de intereses petroleros y geopolíticos.
A la presencia rusa, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, adiciona la participación de Cuba cuyos dirigentes han negado la misma de manera poco creíble debido a lo que significa el petróleo venezolano ante su crisis y bloqueo.
Solo la presencia rusa y cubana en la tierra del libertador Bolívar ha persuadido a los Estados Unidos de no intervenir militarmente en la nación sudamericana como hicieron en Panamá cuando Noriegas y en otros países del hemisferio.
Aunque Pompeo, al igual que su jefe, el presidente Donald Trump, han reiterado que todas las opciones están contempladas, incluyendo la intervención militar, han tenido que aguantarse su espíritu belicista por las razones expuestas.
El canciller ruso Serguéi Lavrov ante la petición de Pompeo de que retiren sus manos del conflicto respondió que los pasos agresivos de los EEUU en Venezuela tendrán las más graves consecuencias, aduciendo que solo el pueblo venezolano tiene derecho a determinar su destino.
A esto se suma el fallido alzamiento militar que no pasó de ser una escaramuza y el pedimento de asilo del líder opositor Leopoldo López, tras ser liberado por las fuerzas militares que acompañaron, momentáneamente, a Juan Guaidó.
Nicolás Maduro sigue desafiante con el apoyo de Rusia y un sector de la población que se manifiesta masivamente contrarrestando las protestas de los grupos populares que piden la salida de los chavistas del poder.
La situación venezolana sigue al rojo vivo.