Venezuela animará la cumbre del MERCOSUR

Venezuela animará la cumbre del MERCOSUR

Hugo Chávez, miles de manifestantes y una posible aparición como huésped invitado de Fidel Castro prometen hacer de la cumbre del MERCOSUR, el pacto de comercio sudamericano de lento movimiento, algo muy diferente de los de antaño. Lo que normalmente es un acontecimiento monótono, lleno de deliberaciones aburridas sobre tecnicismos comerciales y piadosas esperanzas de un futuro más brillante y más integrado, la presencia siempre controvertida del líder de Venezuela, en particular, seguramente animará el espectáculo.

Después de su acceso formal este mes, Venezuela es uno de los cinco miembros plenos del MERCOSUR, además de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. La influencia del bloque se extiende ahora desde el Caribe en el norte de la Patagonia en el sur.

En el papel, la incorporación de Venezuela debía ser una buena noticia.

En conjunto, los cinco países del pacto constituyen lo que debiera convertirse en un mercado único de 250 millones de personas. El comercio intra-regional, que se ha ido recuperando con firmeza de la crisis financiera de 1999 y 2001-2002, debería recibir un nuevo impulso. Las extensas riquezas  petroleras de Venezuela -y la disposición del señor Chávez de emplearlas al servicio de la integración- pudieran acelerar la construcción de caminos, puentes y otra infraestructura física muy necesitada. Ya ha estado fluyendo algo del dinero venezolano hacia el Sur.

Venezuela, por ejemplo, ha sido un comprador importante de la deuda del gobierno argentino en los últimos meses. Los dos países también han revelado planes para recaudar dinero conjuntamente en los mercados internacionales, mediante un bono ya concebido que el señor Néstor Kirchner, el presidente de Argentina, dijo que pudiera ser “el primer paso en la creación de un banco, un espacio financiero en el Sur”.

La riqueza generada por el petróleo del señor Chávez también puede aliviar tensiones dentro del bloque. Tanto Paraguay como Uruguay se han quejado por las dificultades de acceso a los mercados de sus vecinos, y Paraguay, en particular, ya está tratando de que Venezuela le ayude a pagar sus deudas a la compañía de electricidad de Brasil.

De todas formas, la membresía de Venezuela resulta controvertida por varias razones.

Los críticos dicen que más que expandir el MERCOSUR debía estar enfatizando más su desarrollo institucional, en lo cual se ha avanzado poco a pesar de la recuperación de los volúmenes de comercio.

Al igual que la Unión Europea, el MERCOSUR tiene un tribunal, un secretariado y otros órganos. Pero estos son débiles hasta el punto de la irrelevancia -una disputa reciente por criterios de medio ambiente entre Argentina y Uruguay por la decisión del gobierno de este último de establecer dos plantas de papel y pulpa cerca de la frontera entre ambos fue directamente al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Solo cerca del 40% de las reglas del MERCOSUR, que cubren áreas como normas comunes para los productos y normas ambientales- se han implementado por las legislaturas nacionales. Este fracaso, dice Rubens Barbosa, un consultor radicado en Sao Paulo, y ex embajador en Washington, refleja “falta de voluntad política” que “despierta la cautela entre los inversionistas”. Eso explica en parte, dice, por qué la inversión hacia el bloque sigue estando por debajo de la mitad de los niveles de 1998, a pesar de la recuperación de los volúmenes del comercio.

Una mayor expansión -Bolivia, cuyo presidente Evo Morales está cerca del señor Chávez, se espera por muchos que siga los pasos de Venezuela hacia la membresía plena- haría aún menos probable que estos problemas se abordaran

Los que critican la incorporación de Venezuela alegan también que existe una diferencia fundamental entre la misión del MERCOSUR y el señor Chávez.

Al abrir los mercados sudamericanos, los fundadores del MERCOSUR esperaban permitirle a los negocios regionales que se beneficiaran de las economías de escala y atrajeran nuevos inversionistas extranjeros. A la vez, esto estimularía la competitividad y le permitiría a la región encontrar su camino en una economía mundial más liberal.

Sin embargo, la estrategia de un Estado centralizado del líder venezolano para utilizar la riqueza que genera el petróleo con el fin de alimentar el crecimiento económico tiene poco en común con su modelo de “integración abierta”, dice Alfredo Valladao, un politólogo brasileño de Sciences Po, en París. “El proyecto y el horizonte de Chávez. Son completamente diferentes al del MERCOSUR”, comenta.

También hay temores de que al MERCOSUR le resulte ahora más difícil negociar en las conversaciones de comercio internacional o con otros bloques comerciales, como la Unión Europea y Estados Unidos.

Mientras que Argentina y Brasil -y en menor extensión Uruguay y Paraguay- tienen sectores agrícolas competitivos y pueden tomar acuerdos sobre la necesidad de tener acceso a los mercados del norte para sus productos agrícolas, la mayoría de loa agricultores venezolanos no son competitivos en términos internacionales.

 “Va a ser difícil armonizar las políticas en la agricultura”, dice el señor Valladao. Aún así, los optimistas sugieren que mediante la invitación de Venezuela al MERCOSUR, Brasil y Argentina pueden ser más capaces de controlar mejor los instintos más radicales del señor Chávez. Con frecuencia, ambos presionan al líder venezolano para que modere su retórica, dijo el presidente Luis Ignacio Lula da Silva al Financial Times en una entrevista publicada la semana pasada.

Además, la membresía en el MERCOSUR implica la adhesión a los principios de un gobierno democrático. No obstante, el señor Valladao no está convencido. “No estoy seguro de cómo se puede controlar al señor Chávez. Él no es tonto. Él tiene su proyecto, y cuenta con el dinero”.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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