Para Nicolás Maduro, Washington inundó el mercado para reducir los precios del petróleo con el interés de perjudicar a Rusia y Venezuela. Para Vladimir Putin, los Estados Unidos y la Unión Europea quieren hundir la economía rusa. La historia cuenta qué factores geopolíticos en su mayor parte explican la volatilidad de los precios, pero independiente de la causa de las causas, la realidad es que Maduro ni Putin hicieron reservas para soportar caídas de divisas y de ingresos fiscales.
Como a nivel global la suma de superávits y déficits es igual a cero, ahora la rueda se mueve de la siguiente manera. La inflación se reduce en los países importadores, mientras aumenta en Venezuela y Rusia. La moneda en los países importadores se estabiliza o tiende a apreciarse, por la reducción de la factura petrolera y el menor déficit comercial, y a devaluarse en Venezuela y Rusia por pérdidas de reservas. Por la inflación, devaluación y restricciones comerciales, en Venezuela y Rusia aumentan las protestas sociales.
La OPEP, creada en Bagdad en 1960 para coordinar la política de producción de petróleo de sus miembros (once), en la práctica devino en un cártel para mantener los precios artificialmente alto. Pero ahora, en la oferta mundial, no tiene el peso que tenía, por ejemplo, cuando Hugo Chávez subió al poder en 1998, con la campaña de aumentar los precios y estabilizarlos sobre 100 dólares el barril, lo que disgustó a Washington.
Lo logró, fue parte de su éxito, maximizó los ingresos petroleros, pero provocó déficits en la economía de los países importadores. Creó Petrocaraibe para ayudar a financiar la brecha comercial en los países del Caribe, que en conjunto deben a Venezuela más de 20 mil millones de dólares. Ahora es al revés, los precios se han desplomado desde el histórico $145.18/barril el 15 de julio de 2008 a $65.85/barril el 5 de diciembre. Con urgencia Venezuela necesita liquidez, está pidiendo auxilio a los que se beneficiaron de Petrocaribe, plantea ayer por ustedes y hoy por mí. En su presupuesto público del 2015, tiene un faltante estimado en 12 mil millones de dólares, pierde 770 millones de dólares cada vez que el precio del petróleo se reduce un dólar y Pdvsa opera con un déficit de 8% del PIB, que financia con inorgánicos del Banco Central.
De los deudores, República Dominicana (4.1 mil millones de dólares) y Jamaica (3 mil millones de dólares) son los que atraen al mercado internacional de capitales. Con un descuento de 59%, Venezuela quiere vender la de República Dominicana, oportunidad que no podemos dejar pasar, debemos comprarla, además de reducir lo adeudado, reduce el indicador deuda/PIB. Para pagar, una posibilidad es vender bonos soberanos a 20 años, con rendimiento de 5.77%, la referencia de JP Morgan para obligaciones dominicanas de largo plazo.
Además, evitamos que el enorme descuento, característico de obligaciones basura de países con mala y muy mala calificación, perjudique la prima que pagamos por el riesgo país, cuando tenemos pendiente de colocar en el mercado de capitales bonos soberanos por US$1,200 millones, para financiar el presupuesto del 2015. Y estaríamos respondiendo al urgente llamado de Venezuela, de ayer por ustedes y hoy por mí.