Venezuela, Bolívar y Chávez

Venezuela, Bolívar y Chávez

JOSÉ ANTONIO NÚÑEZ FERNÁNDEZ
Qué bello resulta manifestar que, Bolívar no nació hijo de patria ninguna, sino que muchas patrias nacieron hijas de él. Muchas veces hemos dicho que Bolívar ha sido calumniado y al decirlo hemos pensado en lo incierto que resulta afirmar que el Libertador es el padre del Panamericanismo. No y no, malmente, eso jamás pudo haber ocurrido. En verdad de verdad, cuando Bolívar invitó para la celebración del Congreso Anfictiónico de Panamá, pensó que sentar las bases del Latinoamericanismo como polo y contraparte de la avasallante hegemonía del «Norte mirífico y fecundo», pero absorbente y brutal y que tanto nos desprecia.

Solemne y grandilocuente fue Bolívar cuando manifestó: «Los Estados Unidos a nombre de la democracia y de la libertad están llamados a plagar de calamidades este Continente».

Calamidad nada pequeña padeció México cuando sus «buenos vecinos» le segregaron a California, Nuevo México, Arizona, Texas y otros extensos territorios.

Calamidad grande experimentó Nicaragua cuando William Walker y una horda de forbantes la invadieron y el atrevido pirata Walker se proclamó Presidente de la tierra del cacique Nikarao. El pirata-presidente reconocido fue por la «White House». Calamidad grave azotó a Cuba cuando la libertad de los mambises de Gómez ya estaba a la vista de los pueblos del mundo. Entonces en la bahía de La Habana hundido fue el barco «Maine» y los «Rough-Riders» desembarcaron en Oriente.

La calamidad antillana del 1898 se extendió a Borinquen, las águilas del Potomac entraron por Guánica y Puerto Rico se convirtió en socio asociado en una cuasi permanente sociedad que dura hasta hoy. Calamidad triple padecieron Haití, República Dominicana y nuevamente Nicaragua, cuando a las tres naciones invadidas les fabricaron militares fuerzas o «Guardias Nacionales» facturadas como «made in U.S.A.».

Y algo sobremanera especial lo constituyó la «calamidad canalera ocurrida a Colombia en 1903, cuando el eximio profesor de energías que se llamó Teddy Roosevelt dijo: » I took Panamá».

Calamidad huracanada que se volvió arrasante guerra fue la que desataron sobre Guatemala, la Cuna de la Civilización Maya, los fructíferos hermanitos Dulles, Allan y Foster, para impedir con tanques y aviones la reforma agraria del presidente Jacobo Arbenz Guzmán. Reforma tímida que apenas se haría con las tierras ociosas de la pérfida «Mamita Yunai».

Caramba, caramba, ¡Horror de los Horrores! Ahora el presidente Chávez sueña que el petróleo de Venezuela sea de los venezolanos. Para la dignidad latinoamericanista eso se llama patriotismo, eso se apellida venezolanismo. Pero eso es grave, eso resulta peligroso para la integridad física del presidente Hugo Chávez Frías.

En Chile el chilenísimo patriota Salvador Allende soñó y quiso que el cobre de Chile fuera de los chilenos. Entonces la calamidad imperial revolteó sobre las cúspides andinas. En 1973 la calamidad con imperiales garras se convirtió en una infernal maldición de sangre, torturas y genocidio que Augusto Pinochet se llamó.

En Venezuela está en pie de lucha la Revolución Bolivariana que pretende, que quiere que el petróleo de Venezuela sea de los venezolanos; pero Miss Condoleezza quiere y pretende que el petróleo de Venezuela sea de su rica y poderosa nación. Ya dicha «Miss» ha tildado de «desestabilizador» al presidente Chávez. Hay que temer que mister Bush entienda que eso significa «¡terrorista»!

Ya el presidente Chávez para Latinoamérica resulta paradigmático. Físicamente él tiene que cuidarse. Panamá ofrece los ejemplos de Chichí Remón y de Omar Torrijos.

Si Miss Condoleezza supiera que Rómulo Gallegos el maestro de la generación de 1928 escribió un libro titulado «Doña Bárbara», entonces ella supiera que ese libro concluye diciendo: «Llanuras venezolanas, propicias para el ensueño como lo fueron para la hazaña. Tierras de horizontes abiertos donde una raza buena ama, sufre y espera».

La Revolución Bolivariana de Hugo Chávez aspira a que en verdad, se acaben ya el sufrir y el esperar, a que florezca por fin la esperanza…. y a que surja definitivamente el Amor.

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