Caracas.- – Venezuela convocó este viernes a sus acreedores a una reunión en Caracas para intentar una renegociación de la deuda externa, estimada en unos 150.000 millones de dólares, un proceso que acrecentó los temores de default.
«Le digo a (…) los tenedores de la deuda venezolana: tengo moral para convocarlos el 13 de noviembre a Caracas e iniciemos un proceso de refinanciamiento y renegociación de la deuda», afirmó este viernes el presidente Nicolás Maduro.
Tras ese anuncio, la agencia Fitch redujo la calificación de la deuda a «C» de «CC», en base a «faltas de pago previas», lo cual «hace un incumplimiento de pagos altamente probable», según un comunicado. Venezuela dijo que inició este viernes el pago de 1.169 millones de dólares por capital e intereses del bono de la petrolera PDVSA 2017.
Pero tras esa liquidación, deberá cancelar en lo que resta del año entre 1.400 y 1.800 millones de dólares de intereses de otros papeles, y rendimientos pendientes de bonos que debió pagar en octubre y tienen un período de gracia de 30 días.
A la cabeza de la comisión negociadora, el vicepresidente Tareck El Aissami afirmó que el gobierno buscará sentar «las bases para renegociar los términos de la deuda externa de la República y de PDVSA».
Maduro denuncia una «persecución financiera» impulsada por Estados Unidos, que en agosto prohibió negociar nueva deuda venezolana. El presidente y El Aissami forman parte de una lista de funcionarios venezolanos sancionados por Estados Unidos y Canadá, lo cual dificulta una negociación.
«Las opciones para mantenerse al día con los pagos están disminuyendo rápidamente, principalmente porque cualquier reestructuración debe tener un plan creíble de reformas económicas», aseguró el analista Diego Moya-Ocampos, del IHS Markit.
«¡El riesgo está allí!». Con reservas por 9.700 millones de dólares, Venezuela tiene obligaciones para 2018 que ascienden a unos 8.000 millones, en medio de una severa crisis económica.
«El riesgo del default está allí», dijo a la AFP el analista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, quien señaló que para renegociar se requiere un plan de reestructuración y saneamiento.
«Y ese plan no está», agregó. La pretendida renegociación generó que los bonos venezolanos bajaran hasta 20 puntos, aunque luego se recuperaron un poco, según Ecoanalítica. Los analistas ven poco probable que Maduro cambie el modelo centralizado de la economía que se contrajo 36% en los últimos cuatro años, al borde de la hiperinflación y con su producción petrolera en caída.
La falta de un plan se agrava por las sanciones de Trump, «que impiden a los bancos basados en Estados Unidos participar en un proceso de reestructuración, apuntó Moya-Ocampos. Si Venezuela cae en default, agrega Oliveros, en el corto plazo la gente puede sentir «un respiro» porque lo que se deje de pagar se puede usar para importaciones o inversión social, pero eso será «temporal».
«En el mediano plazo se tendrá un mayor aislamiento, más complicación para las operaciones externas, más incertidumbre que presiona variables como inflación. El default profundiza la recesión», aseveró Oliveros. Abonando a la incertidumbre, el FMI dijo Venezuela incumple con su obligación de entregarle datos económicos y le dio seis meses al gobierno para que lo haga
«¡No nos van asfixiar!». Según consultoras privadas, la deuda externa incluye 45.000 millones de dólares de deuda pública, 45.000 millones en deuda de PDVSA, 23.000 millones de dólares en deuda con China y 8.000 millones con Rusia, entre otras obligaciones.
Maduro señaló que el problema es con los «cipayos financieros y chacales», la banca occidental estadounidense y europea; pero que con China y Rusia hay relaciones «extraordinarias». Venezuela está por cerrar un acuerdo de reestructuración de unos 3.000 millones de dólares de su deuda con Moscú.
«Creemos que el gobierno venezolano manejará apropiadamente sus cuestiones de deuda», dijo la portavoz de la cancillería china, Hua Chunying. Según el gobierno, desde 2014, Venezuela canceló 71.700 millones de dólares de capital e intereses de deuda.
«Ni nos han asfixiado, ni nos van a asfixiar», subrayó Maduro. El Parlamento, de mayoría opositora, advirtió que no reconocerá una reestructuración que no se someta a su aprobación. Pero la justicia ha anulado sus poderes.
En 2001, Argentina declaró el mayor default de la historia por casi 100.000 millones de dólares, tras lo cual reestructuró su deuda en 2005 y 2010. Mientras, Grecia se beneficia de un plan de ayuda de la zona euro por 86.000 millones de euros para servir la colosal deuda que suma un 180% de su PIB.