Venezuela en horas difíciles

Venezuela en horas difíciles

La negación de derechos a la nación venezolana sometida a continuos atropellos a la oposición y al azote por crisis en vitales suministros a la población y sobre la actividad económica, ha generado un éxodo sin precedentes desde la tierra de Bolívar hacia el mundo, por el que se esparce como tragedia social. Todo un país sometido al ejercicio aplastante de un Poder que se ilegaliza y pierde legitimidad a cada paso y que se ha propuesto montar una farsa electoral con la que aumenta su descrédito y cierra puertas a una salida pacífica y democrática al estado de cosas. El irrespeto a los usos democráticos y a la verdad de los hechos se desborda en Venezuela.

La ficticia versión dada por el presidente Nicolás Maduro de que había planteado a su homólogo Danilo Medina su aspiración a reanudar negociaciones de paz en República Dominicana, desautoriza una vez más a ese régimen como interlocutor para cualquier intento de conciliación. Tras haberse “deleitado” en busca de prestigio, dando asiento a un show de negociación improcedente y ajeno, el Gobierno dominicano ha recapacitado y, en principio, rechaza seguir prestándose a la simulación del chavismo, que mientras venía a Santo Domingo a exhibirse como flexible y contemporizador, en su propio territorio mantenía el estilo despótico que desmiembra a la sociedad venezolana y la sume en desabastecimientos, inflación y parálisis.

La economía de los marginados

Aunque a veces se pretende desconocerlo, el tenaz crecimiento del sector informal de la economía es, al mismo tiempo, la expansión sobre el territorio nacional de unos signos de pobreza y atraso, de surgimiento sin control del Estado de una miríada de formas de ganar dinero al margen del ordenamiento productivo; lo que significa no pagar impuestos y marginarse de la seguridad social con precario acceso a innovaciones que aumenten la productividad.
La Informalidad es manifestación persistente del subdesarrollo determinando que el sector más grande de la economía se queda muy atrás del sector formal, bancarizado y abierto a tecnologías y a la posibilidad de exportar. En ese mundo prolifera la mini-búsqueda de ingresos para sobrevivir: artesanías de poco alcance y una buhonería que satura espacios públicos y forma arrabales.

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