Venezuela más allá de Venezuela

Venezuela más allá de Venezuela

Venezuela tiene más de una década tratando de deshacer el entuerto en el cual COPEI y AD- partidos tradicionales – fabricaron mentiras y desconexión con la realidad social, a base de corrupción. Hugo Chávez, el líder de la insurrección militar contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, al salir de la prisión, eligió el camino de la legitimación electoral. Y sin dudas, era mejor camino que el de las armas. La democracia, aunque no se circunscribe a ganar elecciones, tiene la gracia irrebatible de dar voz concreta al clamor popular en el sufragio, pues no puede negarse que con votos es como nace la posibilidad de recibir un mandato.

A partir de su primer triunfo, el golpe de timón fue tan radical que Hugo Chávez buscó continuar su legitimidad con una modificación de la Constitución, aprobada mayoritariamente, convirtiendo el mecanismo en un instrumento constituyente sin fin. Chávez era el poder constitucional; sometiéndose a referéndums, aprobaciones y legitimaciones cotidianas parecía haber alcanzado la utopía de la democracia permanente. ¿Logro democrático o manipulación populista? Estaba apoyado, además, por un precio del petróleo en alza; el financiamiento imprescindible para atender las demandas sociales.

La muerte de Chávez no fue lo que quebró el sistema. El sistema se fue agrietando, primero con medidas que el propio Chávez venía promoviendo: control de la divisa, políticas agresivas de redistribución del ingreso; aún a costa de una inflación elevada y de una dependencia peligrosa de los altos precios del petróleo. Y luego… el puntillazo fatal: la caída de los precios del petróleo; situación que algunos analistas de renombre consideran es una guerra contra Irán, Rusia y Venezuela.

Aún sea cierto que se trata de una guerra financiera y de precios, no es un secreto que muchos países venían apostando por una seguridad energética por la vía de la diversificación. El presidente Bush, por ejemplo, había impulsado enormemente la producción de combustible derivado del maíz, incluso Fidel Castro la había señalado como un peligro para la alimentación mundial. Alemania, para mencionar otro ejemplo, impulsa desde hace años la producción de energía renovable. Obama, en su primer discurso como presidente, apostó fuertemente a toda innovación en la producción de vehículos ecológicos, además de la explotación del petróleo con nuevas técnicas y a subsidios de las energías renovables. En todo caso, aún en los tiempos de altos precios, no se hablaba de que Irán, Rusia o Venezuela estuvieran promoviendo una guerra contra los gobiernos de los países consumidores de petróleo.

Venezuela pareciera estar entrampada en una lógica que no puede manejar. Sufre un shock externo que encuentra a su mercado interno sin protección. El chavismo, dirigido ahora por Maduro, tiene una encrucijada. El apoyo popular parece perderse, derivado de un deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos. Ya no parece posible financiar las políticas chavistas; pero tanto el gobierno como la oposición deben actuar. Cuando lo fundamental -libertad, derechos, respeto por los derechos ciudadanos y humanos – está en peligro… ya no se puede ser neutral.

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