Venezuela no sabe qué hacer con el petróleo que produce desde que Estados Unidos dejó de comprárselo.
De los 1,17 millones de barriles que Venezuela produce al día -datos de enero, según Reuters-, más de medio millón iban a parar a EEUU 560.000 en noviembre pasado, según la Administración de Información de la Energía-.
A China y Rusia les envía unos 450.000 barriles, casi todo el resto, sin cobrar nada a cambio, sino como pago en especie de deudas contraídas con ambos países.
De Rusia ha recibido préstamos por unos 2.500 millones de dólares, y a China le debe unos 13.000 millones, según el Council on Foreign Relations. E incluso estos dos países están molestos: originalmente había prometido enviarles el doble de crudo diario -600.000 barriles a China y 300.000 a Rusia-, según el diario venezolano El Nacional. En octubre pasado, el presidente NIcolás Maduro prometió aumentar los envíos «a un millón de barriles diarios» a China, algo que se antoja imposible ante el desplome imparable del bombeo que vive el país.
Por su parte, Cuba recibe unos 49.000 barriles de petróleo gratis al día, según estimaciones de Reuters en octubre pasado. A cambio, Maduro recibe apoyo en el sector médico, con unos 140.000 doctores cubanos, y la colaboración de sus servicios de inteligencia. Según una publicación del diario El Economista.es, el mayor problema de Maduro es que no puede permitirse destinar toda su producción a pagar las deudas con sus aliados: el 90% de sus divisas entran por la venta de petróleo, y sin ellas, sus importaciones se desplomarían.