La desobediencia de las FF. AA. venezolanas convocada por el presidente González después de usurpado el poder el 10/01/25, es una condición necesaria pero no suficiente.
Debe ampliarse hasta conformar un marco integral de resistencia.
La Summa Teológica de Santo Tomás de Aquino (siglo XIII) consignaba que “quien perturba un régimen tiránico no comete sedición”
La declaración de derechos del hombre de la revolución francesa consignó: “Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es… el más indispensable de los deberes” (art.35).
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Gandhi, considerado el apóstol de no violencia, desobediencia civil y resistencia pacífica- que muchos consideraban pasiva, pero Gandhi aclaraba que era activa-planteaba “que la desobediencia a leyes inhumanas era una virtud”.
Esa desobediencia es aplicable a actos, ilegales, emanados de usurpadores del poder.
Existen sanciones universales al delito de usurpación aplicables a individuos y/o entidades, que amenazan paz y seguridad internacionales.
La IA cita: “Embargo de armas, prohibición de visados, restricciones de importaciones y exportaciones, congelación de activos…”
Venezuela está hipotecada. Su deuda externa es 327% del PBI. De acuerdo con el economista Hermes Pérez, exjefe de Mesa de Cambio del Banco Central venezolano, a enero de 2024 la «deuda impaga» más intereses ascendía a US$102 mil millones.
En este contexto, constituyendo exportaciones petroleras cuarta del PBI venezolano, restringir comercializar un producto contaminante como el petróleo, dificultaría gestión de usurpadores.
EE. UU. compra 40% de exportaciones petroleras venezolanas.
La oposición venezolana podría someter a la justicia a todos los que han cometido delito de usurpación, conforme su legislación, desde el presidente hasta funcionarios que éste designe. Igualmente, procurar invalidar sus actos administrativos.
No importa que sean sobreseídos. Basta inundar los tribunales de expedientes proinvalidatorios y acumular precedentes.
La desobediencia pudiera incluir no pagar impuestos, boicotear empresas que apoyan al régimen, trabajar a paso de tortuga.
Deberían sustituirse tradicionales masivas movilizaciones ciudadanas por “mini-resistencias”, protestas pequeñas en múltiples puntos, calles y caminos, dispersando así mecanismos de represión. Enmarcada integralmente la resistencia -sometimientos judiciales a usurpadores, restricciones comerciales, desobediencias y minimovilizaciones- le resultará difícil a los usurpadores mantenerse en el poder.