¡Venezuela se va de la OEA!

¡Venezuela se va de la OEA!

¡Cuánta agua ha corrido bajo los puentes desde los tiempos aquellos en que los venezolanos fueron guiados por próceres de estatura continental como Don Rómulo Betancourt o Don Rafael Caldera! Las horas de hoy son distintas. Ahora, un controvertido mandatario de nombre Nicolás Maduro, sobrevive más que gobierna a unos venezolanos divididos por mitad.
¡Cómo se han desparramado sobre los mares aquellos cursos fluviales contemplados entonces por un pueblo, hermano y vecino, al cual contemplábamos desde Santo Domingo, como pueblo rico y poderoso! ¡Cómo se han desperdiciado esas aguas!
Por aquellos tiempos, una Organización de Estados Americanos (OEA) convocaba a la Asamblea General de Cancilleres, por el reclamo de un prohombre como Betancourt. Él, deben saberlo las generaciones dominicanas de hoy, doblegó el pulso de Washington, para aislar al régimen dominicano de Rafael L. Trujillo. Porque los políticos de Washington deseaban castigar el recién nacido régimen de Fidel Castro, en Cuba. Y Don Rómulo, víctima del frustrado atentado de junio de 1960, financiado por Trujillo, daba su voto. Pero, en paralelo, exigía el aislamiento de Trujillo.
Y los políticos de Washington, que por cierto, ya buscaban cómo sacar a Trujillo del poder en República Dominicana, no tuvieron otro remedio. La Asamblea de San José, Costa Rica, de septiembre de 1960, los sacó a ambos.
Hoy es aquella Venezuela pletórica de grandeza, la que hace mutis. Con carta depositada en el fin de semana ante la Secretaría General de la OEA, borra la historia de aquella preponderancia venezolana en la OEA. Carece de alternativas, por supuesto. Porque el mundo de Maduro es inmaduro. Y el telele telele mantenido frente a la mitad de su pueblo ha permitido ver el rostro de un régimen lleno de cinismo, desfachatez y vergüenza. No es lo mismo. No les negaré que Don Rómulo debió enfrentar guerrillas urbanas.
Pero la estatura continental de Don Rómulo permitió a los vecinos discernir respecto al dueño de la verdad. Hoy también se conoce al poseedor de esa verdad. Pero el dueño de la mentira niega poseer el mentidero y, con descaro, exhibe el poderío de la fuerza bruta. Veintidós muertos fue el saldo de quince días de confrontación con los opositores. La inmadurez de Maduro y sus secuaces les impide actuar hasta con el ingenio de Juan Vicente Gómez.
Por eso, y para evitar la expulsión u otras sanciones de la OEA, Maduro retira a los venezolanos del sistema interamericano. Definitivamente, no se tiene entre los venezolanos de hoy, a nadie con la estatura de Don Rómulo o Don Rafael.

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