¡Venga playa para todos! 

¡Venga playa para todos! 

Estrés, ansiedad, malhumor, depresiones, presión… éste es el precio que hoy en día pagamos por vivir en una sociedad tan cambiante como agitada. En ocasiones, nuestro estilo vida no es el más óptimo, y eso pasa factura a nuestro organismo.

Por ello, en épocas de vacaciones como el verano buscamos «desconectar» de esa vorágine y «cargar pilas».

En verano la playa es uno de los destinos de descanso favorito. Sin embargo, la mayoría de las personas desconocemos que el mar es también una increíble fuente de salud.

Los beneficios que reportan los baños y el clima marino han dado lugar a lo que se conoce como Talasoterapia, una terapia con muchos años de constatación que ya era aplicada en su época por griegos y romanos

Una terapia antigua

El mar es el origen de la vida, y desde tiempos remotos se conocen los efectos beneficiosos que tienen los baños de agua del mar sobre las personas.

Existen referencias del poder del clima en papiros egipcios, e incluso Homero se refería a este elemento como la forma en que Ulíses recuperaba sus fuerzas.

El agua del mar contiene oligoelementos (yodo, sodio, potasio, zinc, etc.), que no se encuentran en el agua dulce, y que tienen efectos curativos para tratar determinadas enfermedades. Y es que cuando nuestro cuerpo entra en contacto con el agua salada, en la superficie cutánea se produce lo que se conoce como osmosis, que consiste en un intercambio por el cual nuestro cuerpo «absorbe» estos elementos del mar produciéndose una renovación de los mismos en nuestro organismo. El aire marino está saturado de minúsculas gotas de agua de mar y es rico en ozono, yodo e iones negativos, lo que hace que tenga propiedades antibióticas, calmantes del sistema nervioso y que además estimule la acción de las defensas del organismo.

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En general en la costa los vientos siempre están presentes, ya sea en forma de suave brisa, viento moderado o fuerte, y todo este aire «golpea» sobre nuestra piel como si de un masaje se tratara, a la vez que deposita sobre ella sales marinas, muy beneficiosas ya que dotan de mayor vitalidad y flexibilidad a nuestra dañada piel.  También el descenso de la tensión arterial es notable cuando se está en la orilla del mar.

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