“Vengo a sacar a estos delincuentes a patadas…”

“Vengo a sacar a estos delincuentes a patadas…”

Samuel Luna

Una de las frases, que particularmente pienso, que generó una sinergia en la población de Argentina y que hizo ganar a Javier Milei fue: “Vengo a sacar a estos delincuentes a patadas”.

Milei se lanzó como candidato presidencial y muchos pensaron que era imposible que él ganara la presidencia porque tenía el tiempo en su contra. Las cosas en política son impredecible y más cuando se trata de un país lleno de riquezas culturales y con tantos recursos naturales, pero arropado y asfixiado por la corrupción y por la precariedad económica.

Los pueblos se cansan y buscan soluciones que sirvan de salvavidas y de muletas o bastones. Sin embargo, el caso de Argentina es extraño y hasta cierto punto esperanzador, porque Javier Milei no se proyecta como un flotador o salvavidas que da tiempo hasta que nos rescaten, es más que un bastón que nos permite caminar de forma pausada e intermitente; es más que todo eso, porque Javier Milei es un nuevo paradigma que fue aceptado y asimilado por la juventud de Argentina.

Su carácter, su lenguaje kinésico y proyección desde el inicio ha sido como una perestroika con cuerpo y alma, agrupando energía positiva la cual la canaliza hacia un fin y un destino, dejando claro una  escatología que retrata y captura un nuevo sistema económico que podrá tocar los tuétanos y los tentáculos del aparato reproductivo de Argentina.

Javier Milei logró explicar y articular con sus gestos groseros y atrevidos el modelo filosófico y económico del inglés John Locke, un filósofo y médico egresado de la universidad de Oxford; se le considera  como el fundador del llamado Liberalismo Clásico.

Javier Milei logró pasar esa filosofía sociopolítica y económica, supo decodificarla con palabras y “malas palabras” llanas y juveniles. Logró articular lo que hace falta en la República Dominicana: La Potestad Ciudadana, la cual es el antídoto a la corrupción.

Siempre he dicho que nosotros, los dominicanos, debemos articular el poder que poseemos en calidad de humano y de ciudadano. John Lock, lo explicó diciendo la gran verdad de que los seres humanos poseemos una racionalidad inherente a nuestro ser, la cual nos  permite discernir entre el bien y el mal. Espero que esta creencia de John Lock sea asimilada por cada uno de nosotros, para discernir en el contexto electoral y gubernamental sobre el bien y el mal.

A continuación me gustaría enumerar algunas acciones del nuevo presidente de Argentina, y espero que sirvan de modelo para que el pueblo dominicano pueda identificar y generar un cambio sustancial en el futuro:

1. Javier Milei siempre dijo la verdad sin importar las consecuencias, esto nos deja una lección, que la sociedad de América Latina anda buscando líderes íntegros y coherentes con sus discursos.

2. Explicó y plasmó sin mucha intelectualidad la salida del caos económico de los argentinos.

3. Le dio poder a la juventud, generando un mandato popular por los jóvenes de todas las clases sociales.

4. Creó una revolución moderna, usando como núcleo revolucionario a la juventud que estaba anhelando un cambio profundo.

5. Desnudó el Estado de forma axiomática; dejando muy claro, que el Estado es muy clasista, y que como  está no puede resolver los males que mantienen a Argentina en la pobreza, todo lo contrario, el Estado es el sustentador y promotor de la corrupción.

6. Creó confianza porque mantuvo su palabra aunque políticamente no le convenía.

7. Generó el sentir y la posibilidad del fin de un ciclo vicioso en la esfera política.

Invitamos al pueblo dominicano -sin importar si somos de la izquierda o de la derecha- a seguir a Javier Milei muy de cerca. ¿Por qué? Porque no se trata solamente de Argentina, es un paradigma que afectará para bien o para mal a toda América Latina.

Levantamos una súplica para que el pueblo dominicano abra los ojos y podamos  identificar la ola que nos puede convertir en un país próspero, productivo y seguro.

Debemos aclarar, que para que esto suceda debe levantarse un cobrador, alguien sin cola que pisar y con una trayectoria de confianza.

Un cobrador que restituya y que rescate  lo que al pueblo se le ha quitado por una mala administración y debido a la corrupción; y que diga a todo pulmón: “Vengo a sacar a estos delincuentes a patadas…”.

Le puede interesar: Violencia contra la Mujer y la agresividad humana