Verdad, justicia y misericordia

Verdad, justicia y misericordia

Zacarías 7:9
Así habló Jehová de los ejércitos:
Juzgad conforme a la verdad; haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; Verdad, Justicia y Misericordia, son tres palabras. Muchas veces, no nos detenemos a pensar en su significado. De la verdad, todos y cada uno sabe su significado, pero no siempre se practica. La Justicia, todos la queremos, y hasta la exigimos, pero no siempre podemos practicarla con el otro; y de la Misericordia, cada quien desea recibirla, pero pocos andan con la virtud de darla.

Y donde más se manifiestan esas tres palabras es cuando juzgamos; por lo general, juzgamos al otro por lo que creemos y entendemos, pero muchas veces caemos en lo que juzgamos, y no nos damos cuenta. Pedimos al otro que sea sincero, pero uno mismo no anda en sinceridad; le gusta que le hablen la verdad, pero no se le habla verdad al otro; le gustan que le ayuden y que lo tomen en cuenta, pero no ayuda ni toma en cuenta al otro, y más especialmente al que lo necesita. Y se exige lo que no se está en capacidad de dar.

El pueblo de Israel le gustaba hacer fiestas religiosas y hasta ayunar. Pero se mantenía con una actitud que no era una adoración sincera a Dios; estaba espiritualmente dividido; así hay pueblos, naciones, familias, vecinos, lugares de trabajo, iglesias… que físicamente están en un lugar, pero su corazón está dividido, lejos uno del otro, pensando y hasta hablando mal en su corazón, uno con el otro; y estamos lejos de practicar la palabra de Dios.

Dios nos manda a andar en sus mandamientos. La obediencia es mayor que los sacrificios. (1 Samuel 15:22). Y eso significa que no juzguéis, para que no seas juzgado. Generalmente, criticamos en el otro, condiciones que están en uno mismo, pero no nos damos cuenta. Por eso, Dios manda a tener verdad, justicia y misericordia. En otras palabras, dice Dios: No oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. (Zacarías 9:10). Y como si nos faltara algo, Dios nos da otra enseñanza en este día: No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir… (Lucas 6:37). Que Dios nos ayude a ver nuestra paja cada día, lo que hay en nuestro ojo, antes de fijarnos en el de los demás, a fin de que podamos andar en verdad, justicia y misericordia.

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