Vergüenza contra dinero

Vergüenza contra dinero

Papá y mamá eran de sentencias cortas: “se come lo que se tiene”; “se tiene lo que se gana”; “se gana lo que se trabaja”; “se trabaja para vivir, no se vive para trabajar”; la gula acorta la vida”; “vale más una onza de vergüenza que un quintal de oro”; “el dinero no es la vida” y recordaban, siempre, que cuando hallaron el hombre feliz, no tenía camisa.

Carlos Prío Socarrás, protector de Juan Bosch, gobernaba Cuba cuando la corrupción era tan alta y tan permitida que el candidato derrocado por Prío, Eduardo Chibás, inició una campaña tan sostenida y alta contra el robo contra el erario, que terminó suicidándose mientras emitía su último programa de radio donde había impreso la frase “Vergüenza contra dinero”.

La frase fue conocida en nuestro país desde la llegada del PRD, partido de Juan Bosch, aplicada a la política nacional de 1961-62, pese a que en Cuba, en el tiempo de acuñación de la misma, Bosch jugaba del equipo contrario. ¡Caramba, qué cosa!

En abril de 1981 murió mamá. Salvador Jorge Blanco me dijo en la funeraria, donde nos acompañó con su esposa Asela Mera: Gautreaux, la política de ahora no es la de nuestros tiempos, ahora se necesita mucho dinero para movilizar a la gente.

Y también Salvador, un río de dinero, abusos, triquiñuelas legales, leguleyos inescrupulosos y periódicos, medios y periodistas corrompidos para acorralar, pisotear los derechos y eliminar candidatos y candidaturas.

El poderoso caballero que es Don Dinero se impone cuando los pueblos son engañados por “demagogos con caretas de redentores”, que prometen lo que no han de cumplir y hasta se atreven a escupir para arriba pero se salen de abajo.

Uno siempre presume que el tiempo no pasa en balde, que la gente, el pueblo, aprende por experiencia propia.

Pienso que no estoy errado cuando creo que los votos equivocados, engañados, robados, escamoteados, que llevaron a esta gente al Poder, no fueron una hipoteca electoral para siempre.

Esos votos son libres están ahí, aunque algunos en algunos partidos crean que los tienen en los bolsillos, tanto para la lucha por las candidaturas presidenciales como para las elecciones.

Hay quienes piensan que con el brillo de su oro van a cegar a tanta gente como para que voten por una opción que los corrompe, que invierte todo el dinero del mundo y no explica cómo piensa recuperarlo.

Hipólito Mejía lo ha dicho alto y claro: yo ni maté ni robé. Y la gente de Hipólito dice con orgullo: nosotros ni robamos ni matamos. No engañamos ni corrompemos a nuestros compañeros, no engañamos ni corrompemos a los votantes. A la compra de votos interna o nacional, respondemos: vergüenza contra el dinero.

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