¡Vergüenza!

¡Vergüenza!

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Verdaderamente, no sé que pensar de nuestras autoridades municipales. Y hasta del Gobierno también. Hace 509 años, cumplidos el pasado cuatro de agosto, que Bartolomé Colón fundara en la parte oriental de la desembocadura de la ría Ozama la Ciudad Primada de América, que luego Nicolás de Ovando la convirtiera en una verdadera ciudad.

Hace 509 años, pues, que existe Santo Domingo de Guzmán, Primada de América por un sinnúmero de conceptos que parece que nuestras autoridades parecen ignorar.

Hace muchos años el cuatro de agosto era una fecha memorable en nuestro país, creo que hasta era un día festivo. Y con justa razón.

Sin embargo, acaba de pasar algo que parece entronizarse como algo natural: la fundación de nuestra Ciudad Primada pasa por debajo de la puerta, sin que nadie haga nada por recordarla. Eso pasó también este año.

Al Ayuntamiento del Distrito Nacional le pertenece el honor de celebrar cada año ese aniversario, y mucho más si vemos que Lima, capital de Perú, tiene mucho tiempo peleando por el título de Primada de las Américas. Y si nosotros no le damos importancia a ese título, ¿qué tipo de personas somos? ¿Analfabetas en Historia Universal, Americana y Patria? ¿O personas que solo nos ocupamos del cargo del que estamos disfrutando temporalmente?

Ahora, ¿no habría sido una decisión sabia y popular que el presidente de la República, doctor Leonel Fernández, un intelectual, un profesional universitario, un hombre leído, hubiera declarado día de fiesta el de la fundación de Santo Domingo de Guzmán?

Pero nadie parece haberse acordado de lo que pasó un cuatro de agosto de 1496. Y eso, a mi juicio, es una vergüenza nacional, una vergüenza para todo dominicano respetuoso de su historia. ¿A quién echarle la culpa de este imperdonable olvido, o de esta increíble ignorancia? A mi juicio, los principales culpables son los que tienen la sartén por el mango, sean quienes sean. Y eso nos tiene que llevar a la conclusión de que muchos aspiran a ser, pero que pocos pueden ser.

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