Verídico pensamiento

Verídico pensamiento

Un momento cuando la propaganda y agitación política amenazan con dejarnos con una sordera permanente, así  como intoxicados con múltiples fuertes dosis de odio, calumnias y medias verdades, se hace indispensable el uso de supresores de ruidos, acompañados de una huida táctica de tan enloquecedora atmósfera.

Un agregado nutritivo consiste en dedicar una buena parte del tiempo revisando y meditando sobre el contenido de obras clásicas de la política.

Ellas nos  ayudan a purificar el pensamiento y fortalecer nuestro espíritu solidario, progresista y humanista, el cual debe acompañarnos hasta el sepulcro. Para ese propósito hemos  extraído recortes de párrafos escritos por nuestro guía por excelencia, Juan Bosch.

Escribía Bosch en su ensayo Dictadura con Respaldo Popular: «Los que se dedican a cultivar el odio en la juventud con la creencia equivocada de que el odio es un factor revolucionario positivo, deberían reflexionar un poco, porque la revolución no puede hacerse por odio a nadie sino por amor al pueblo.

El que ama al pueblo se indigna necesariamente contra sus explotadores y enemigos, pero la indignación es un sentimiento creador, en el cual puede basarse y se basa la capacidad para luchar por los principios más hermosos y más fecundos que conoce la humanidad, y el odio, en cambio, es una pasión demoledora, que destruye cuanto halla a su paso y seca, como si fuera fuego, todo el poder creador del ser humano. Una revolución es una obra de creación y no hay creación si no hay amor que la alimente».

De Composición Social Dominicana, escrita en 1970, recortamos la siguiente idea: «La arritmia histórica nacional, que ha sido el rasgo distintivo de nuestra evolución, nos condujo a una tardía formación de la burguesía industrial.

Eso es lo que explica que los métodos brutales que usó la burguesía industrial europea en los siglos XVIII y XIX para afirmar su dominio económico y político vinieron a ser usados en Santo Domingo en plena mitad del siglo XX,  es decir, cuando esos métodos eran repudiados en los propios países burgueses.

De ahí procedió la intensa crítica nacional e internacional contra el emporio industrial de Trujillo, y a base de esa crítica se formó un ambiente de tal naturaleza que a la muerte de Trujillo sus establecimientos industriales y comerciales, y los de sus familiares y allegados pasaron a poder del Estado…  Fue así como la misma arritmia histórica que nos condujo a una tardía aparición de la burguesía industrial nos llevó también a un aspecto nuevo de esa arritmia: la existencia de una mayoría de trabajadores que trabajan para empresas del Estado.

Esa es una situación singular en el panorama de América Latina, pues se trata de un Estado empresario no socialista. Están por verse todavía las consecuencias de una contradicción tan patente».

Cierro con las últimas frases contenidas en El Pentagonismo Sustituto del Imperialismo: «El Pentagonismo podrá tener de su lado el interés de los que acumulan poder y dinero, pero no tendrá de su lado a los que aspiran al reino de la justicia sobre la Tierra. La simple palabra de Jesús acabó siendo más poderosa que las arrogantes legiones de Roma».

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