Verónica Sención, activista cultural por vocación

Verónica Sención, activista cultural por vocación

POR CLARA SILVESTRE
No cabe la menor duda de que la cultura encontró los mejores brazos para acurrucarse, porque doña Verónica se pasea por las páginas literarias con la misma facilidad que disfruta de un concierto, una disertación, una declamación o una obra teatral, como si sencillamente se hubiera propuesto abonar el terreno con cultura, educación, esperanza y una sonrisa.

Desde su posición en la dirección del Foro del Centro Cuesta del Libro, que lleva el nombre del poeta nacional Pedro Mir, ha recibido a todos aquellos que quieren llevar sus trabajos y también los que solamente quieren compartir un pedazo de pensamiento.

Tres años lleva en el centro, e indiscutiblemente parecen que son más, especialmente si se toman en cuenta los muchos resultados. Cada semana se realizan en este centro alrededor de cuatro actividades, en su mayoría presentaciones de libros, pero también el programa cultural incluye presentaciones artísticas, seis exposiciones de pintura al año con artistas consagrados y noveles, reuniones con jóvenes y un divertido programa para los niños.

Pero como trabajadora incansable, tiene un nuevo propósito: trabajar la poesía, “tengo una gran preocupación, y es que los dueños de librerías dicen que la poesía no se vende. Eso para mí es un reto, porque tenemos un foro que lleva el nombre del poeta nacional y considero que debemos hacer gala y honor a la poesía. En ese sentido,  realizaremos una serie de recitales poéticos”.

Destaca su creeencia en un futuro, porque en ese espacio se reúnen cientos de jóvenes alrededor de temas importantes, “tenemos dos años trabajando con grupos de jóvenes universitarios muy inquietos que quieren cambiar el mundo, y creo que los políticos tendrán que revisarse, eso es un tema de exposición entre ellos. Soy como una especie de madrina que se siente muy orgullosa”.

Al resaltar que se trata de un espacio para niños, jóvenes, adultos y más adultos, dijo que le gustaría encontrar por ahí 30 o 40 jóvenes dispersos, mirando libros, y que tengan presente que siempre está disponible para cualquier joven que quiera encontrar su espacio.

Verónica Sención llama a la juventud a que lea, ya que considera necesario crear el hábito de la lectura. En ese sentido, destaca: “Leonel Fernández es el mejor ejemplo para los jóvenes, ya que ha sido favorecido en dos ocasiones con la presidencia de la República, y lo ha logrado en base a su formación. Es la persona idónea para emitir ese mensaje que revele la forma en que adquirió ese hermoso hábito hacia la lectura, el cual considero vital para el desarrollo de la humanidad”.

Desde hace cuatro años trabaja también en su oficina privada, dedicada a la edición de agendas culturales de colección y trabajos especiales. Un trabajo que define de placentero, en donde ha elaborado agendas hechas a mano, creadas con mucho amor, con temas de gran interés y para instituciones importantes del país.

DE CARA A LAS ESCUELAS

Verónica Sención cree necesario replantear la educación primaria, por lo que las autoridades deben estar conscientes de que hay una falla enorme, que se refleja en que las universidades están llenas de bachilleres que no saben leer y escribir.

Es en ese sentido que hace un llamado a los educadores, ya que entiende que la única forma de lograrlo es volver a los orígenes: Hostos y Martí, y donde todos debemos colaborar para lograr mejores resultados.

Al cuestionársele sobre sus sueños, expresa que siempre hay sueños, y amplía diciendo: “Hay un sueño que todavía no he realizado y es repetir ese mismo trabajo que recientemente realicé con Pinturas Tropical, pero esta vez en el sentido de rescatar las escuelas públicas, reforzando su sistema”.

Se trata de encaminar un proyecto en el que la escuela no solamente se pinte, sino también se realice un programa de limpieza y siembra, entre otras cosas; en donde cada una tenga un patronato compuesto por alumnos, padres y profesores, que velen por el cuidado de sus escuelas.

“En eso me encantaría trabajar, lo he hablado, lo tengo escrito y listo para su ejecución. Las escuelas públicas están deterioradas, se pintan un día y luego no se les da seguimiento. Sé que es un trabajo arduo y difícil, pero por la situación del país se requiere que tomar medidas drásticas. De hacerse así, se estaría reduciendo el índice de delincuencia infantil”.

Al referirse al proyecto que realizó junto a Pinturas Tropical acerca de la restauración de las doce casas coloniales, dijo que dicho proyecto creó un sentido de protección a los monumentos y en ese sentido le gustaría que en algún momento la Editora Corripio pueda divulgar esas historias a través de libros pequeños que puedan llegar a las escuelas y puedan ser aprovechadas por los estudiantes.

“Pero además, al ver la belleza del trabajo, tuve la intención de que esas 12 casas fueran visitadas por estudiantes, y se realicen tours de la familia dominicana, eso todavía no lo he logrado. Creo que para eso tendría que emprender otra campaña y necesitaría la ayuda de Pinturas Tropical”.

MÁS PERSONAL

A Verónica Sención no le ha sido difícil trabajar a favor de la cultura por alrededor de 25años, pues viene de una familia muy culta. Su padre, Guillermo Sención fue maestro y un hombre que incluso fundó varias escuelas, tanto en San José de Ocoa, donde nació, como en Los Llanos, donde conoció a Monaliza Villalona Frías, madre de doña Verónica.

De su padre, ella recuerda que era un hombre de literatura, un clásico, que los educó de forma muy rígida y sin concesiones, y que mucho menos transigía con nada popular.

“Y nosotros sufrimos eso, porque lo popular también es bueno. Nos educó escuchando música clásica, sí le agradecemos que nos educó el oído, lo que hizo fue formarnos y después que estás formado puedes escuchar lo que sea. Eso me dio la oportunidad de ser crítica, y poder descubrir también que dentro de la música popular hay cosas buenas”, dijo.

Así fue que ella y sus seis hermanos se convirtieron en críticos, que como ella, explica, andan por la ciudad criticando todo y tratando de ser buenos. Eso hoy lo agradecen, “Mi madre, hija de poeta, declamadora muy culta, se crió en un ambiente muy lindo y se enamoró de mi padre. Hoy tiene 85 años y aquí en esta Librería Cuesta declama a Neruda y a Virgilio Díaz Ordoñez, por mencionar a algún autor, y es una amante de la declamación, lo hacía en su época, en su pueblo. Por eso somos tan apegados a la literatura y a la música, y así hemos vivido siempre y hemos inculcado eso a nuestros hijos”.

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