Versace corona Semana de la Alta Moda en Moscú

Versace corona Semana de la Alta Moda en Moscú

MOSCÚ, EFE. Las colecciones de Versace coronan la Semana de la Alta Moda que por décima vez se celebra en la capital de Rusia y que se ha convertido en uno de los principales acontecimientos del «glamour» moscovita.

A partir del pasado 25 de noviembre la alta sociedad de la Rusia del presidente Vladímir Putin no para: desfiles por la mañana y recepciones por todo lo grande cada noche en los restaurantes mas lujosos de la «Nueva York con lujo oriental», como llaman a la capital rusa.

Catorce renombradas casas de moda de Rusia, entre las cuales destacan las de los veteranos Judashkin y Záitsev y las de las jóvenes y pujantes Andrejanova y Razumijina, se completan con los últimos modelos de casas de fama mundial como Emanuel Ungaro o Paco Rabanne, para las cuales Rusia se ha convertido en uno de los principales mercados.

Pero el rey de esta fiesta ha vuelto a ser Versace, aunque la mayoría de los asistentes, a diferencia de años anteriores, ya no luzcan sus modelos.

«Versace en Rusia es más que Versace», titulaba esta semana el suplemento cultural de Nezavísimaya Gazeta.

Y es que la célebre firma en Rusia es todo un símbolo de un pasado muy reciente, símbolo de una clase social entonces emergente que hoy considera más apropiados para su nivel a Valentino, Cerruti o, incluso, a Yoji Yamamato.

Pero también símbolo de lo ruso, «tan apegado a todo lo chillón, llamativo, ostentoso y con una pizca de mal gusto», según Komsomólskaya Pravda.

Y, aunque junto con el primitivismo de los pioneros del capitalismo ruso y con la muerte del fundador de la casa, el «Gran Gianni», Versace perdió parte de su esplendor, el nombre mismo de la firma italiana mantiene su atractivo para el ruso, que en tiempos soviéticos no dudaba de ponerle a su «Lada» la estrella del «Mercedes».

Esta vez la casa que encabeza Santo y que dirige Donatella, hermanos del fallecido fundador, presentó en Moscú sus colecciones «pret-a-porter» otoño-invierno 2003-2004, primavera-verano 2004 y Atelier Versace Haute Couture otoño-invierno 2003-2004.

Llamativas cremalleras, parches de cuero, sofisticados acordonados y bordados decoran los modelos de invierno, de líneas clásicas pero sensuales y marcados por un toque de «lujo agresivo».

Y para alegrar el gris de la más larga estación del año moscovita, el blanco y el negro, los más suaves tonos crema, chocolate y burdeos como colores predominantes.

En cuanto a los vestidos de noche, Versace promete poblar Moscú de sirenas encorsetadas, engalanadas de cintas y detalles resplandecientes, con siluetas llamadas a destacar la perfección los contornos del cuerpo femenino.

Jugosos tonos amarillos, verdes, rosados componen la palestra que Donatella Versace empleó en esta ocasión para conquistar a las mujeres de Rusia, a las que su hermano Santo define así: «cuando las miro, no puedo decir más que son preciosas, y cuando converso con ellas digo que son geniales».

En cuanto al aspecto comercial se refiere, el presidente de la casa constata que «por la demanda de ropa Versace, Rusia aún no es líder».

Pero «por su nivel cualitativo, es decir, por su anhelo de divertirse y expresarse, Moscú se equipara en el mundo de la moda a París, Londres, Nueva York y Milán».

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