Al igual que la piel y el pelo, las uñas cumplen una función protectora y su aspecto refleja el estado de salud general de una persona y el trato que éstas reciben.  Exhibirlas largas se considera un símbolo de feminidad y con tal de lograrlo las mujeres recurrimos a técnicas, como el uso de acrílico, que pueden provocar alergias e infecciones.

Las uñas crecen todo el tiempo, pero al colocarles algo que frene su crecimiento se deforman.  Con el acrílico la parte de arriba de la uña deja de crecer, pero la base continúa desarrollándose y al encontrar un obstáculo  se puede producir onicólisis, que es el  desprendimiento  de su lecho por su parte distal o lateral, con persistencia de la unión con la matriz ungueal.

 Además, tanto el acrílico como el pegamento utilizados pueden provocar alergias, porque muchas veces la mezcla de que están  hechos no se polimeriza totalmente, es decir, no se completa el proceso químico, lo que  puede ocasionar inflamación del tejido alrededor y en la raíz de la uña, hongos, eritemas y dolor.  También las personas encargadas de colocar el acrílico o pegar las uñas hechas de este material pueden desarrollar alergias y problemas respiratorios.