Viaje fallido Bush jr.

Viaje fallido Bush jr.

UBI RIVAS
El viaje de ocho días del presidente George Bush jr. al Cercano Oriente concluyó en múltiples aristas fallidas, conforme a la lectura de las pretensiones que llevó en su agenda que en las apariencias perseguía un acuerdo de paz definitivo entre palestinos y judíos.

“Para aquellos que albergan dudas, cuando digo que voy a volver y seguir comprometido, es en serio, y cuando digo que podemos llegar a un acuerdo (entre israelíes y palestinos) es en serio», expresó a periodistas en Charm el Cheij, última etapa de su viaje, en presencia del presidente egipcio Hosni Mubarak.

El asunto es que pocos creen y/o confían en la «seriedad» de Bush jr. cuando conduce un autoritarismo unilateral en sus relaciones exteriores, ordenando invadir tanto a Afganistán como a Iraq sin la anuencia de las Naciones Unidas.

Ese «podemos llegar a un acuerdo» es una versión para incautos, que resultan muy exiguos, en un gobernante que decreta invasiones sin motivos a países indefensos, que no inste a su pupilo, el Estado de Israel, a rubricar la paz, ya, con sus medios hermanos palestinos.

El diferendo palestino-israelí en realidad fue el pretexto epidérmico en el presidente Bush jr. para incursionar al Cercano Oriente, porque el leit motiv consistió en intentar obtener el respaldo de los emires del Golfo Pérsico y el rey Abdallah de Arabia Saudita, para agredir a Irán, sugestionándoles con el alegado programa nuclear que en su versión realiza Teherán, cuando los servicios de inteligencia norteamericanos, la CIA en primer orden, informaron al presidente la suspensión del mismo.

La intimidación por vía del miedo, un argumento del que se aferra Bush jr. para propósitos ulteriores siniestros y perversos, no fue suficiente, como tampoco lo fue la densidad de asustar a los emires y al monarca saduí, para que le concedieran su visto bueno para agredir a Irán que podría volverse luego un boomerang contra ellos mismos en un futuro mediático.

Encareció el presidente Bush jr. al monarca saudí interceder para que la OPEP aumente su producción de crudos, y así disminuir la tensión de la economía norteamericana, con fuertes marejadas inflacionarias y recesionarias, la primera por el orden del 7% y la segunda con el déficit de los contratos sub-primes (basura) del sector inmobiliario por sobre los US$300 mil millones.

Solo Citigroup, uno de los gigantes financieros USA, perdió en el último trimestre la bicoca de US$15 mil millones, el gran descalabro en sus 196 años de intervención en las altas finanzas del imperio y lo propio Merril Lynch por US$9,800 millones y J. P. Morgan (Chase Manhattan Bank) por US$1.3 millones.

Un pretendido contrato de ventas de armas por US$20 mil millones a los emiratos, principalmente a la dinastía saudí, que inició el gran Ibn Saud a fines del siglo antepasado con la unificación de Hedjaz (península arábiga) y US$30 mil millones en tecnología militar a Israel, aparte de los US$2 mil millones anuales que le regala vía el contribuyente estadounidense, completaron los temas en los papeles del portafolio presidencial y el subyacente de invadir a Irán para relanzar la agonizante finanza del imperio con el pretexto avieso del terrorismo iraní.

Prometer retornar en mayo, presumiblemente 14, fecha de la proclamación en 1948, hace ya 60 años, del Estado de Israel por la presión de otro por igual suyo, Harry Salomón Truman, más que una avenencia, es motivo de urticación en los palestinos, que rechazaron el espíritu de la resolución 181 del 29-11-47 que dividió en dos partes el antiguo Mandato Británico, una para los israelíes y otra para los palestinos.

Los primeros, aceptaron, los segundos no, gravísimo error que ha costado mucho dolor, sangre y muertos con cinco guerras, 1948, 1956, 1967, 1973 y 1988, en las cuales el Estado judío venció con la prótesis del imperio, porque solos, los árabes lo hubieran barrido del mapa.

Algo injusto, porque los israelíes tienen no solamente derecho a existir, sino a disponer del terruño ancestral como su hogar nacional, y lo propio para los palestinos. Juntos, pegados, comunicantes aunque si se quiere, no reburujados.

Israel ha ganado cinco guerras, pero no ha ganado la paz, como sentenció el actual presidente israelí, Shimón Peres, al recibir el Nobel de la Paz en Estocolmo, el 10 de diciembre de 1994.

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