Viajemos con arte en el Metro

Viajemos con arte en el Metro

DELIA BLANCO.- Dentro de pocas semanas  se abrirá formalmente al público en República Dominicana el Metro de Santo Domingo. Este importante esfuerzo merece ser despolitizado, ya que está concluido y el paso natural siguiente es hacerlo cada día más ciudadano, más de la gente, más de todos…

Esto, conlleva una auténtica conciencia ciudadana que entienda que se trata ante todo de un instrumento de progreso y confort para todos y todas. Pero, no nos equivoquemos, para alcanzar esta meta se necesita una vigorosa dinámica educativa hacia la cual debemos de contribuir los ciudadanos –sin excepción-.

Entre las ventajas de este medio podemos destacar el precio, que imaginamos será subsidiado y que compensará a los ojos de los dominicanos la visión negativa de su costo. Un boleto o ticket de tarifa moderada hará comprender que esta inversión beneficia directamente al pueblo. Las empresas del sector privado tendrán que poner “su granito de arena” y participar coadyuvando con el costo del transporte de sus trabajadores y empleados, de igual manera lo hará el sector público, lo que seria además, un aporte al avance social nacional.

Viajaremos en Metro, con el apoyo y esfuerzo de todos, y si no es con esa estrategia de colaboración nacional de los sectores público y privado, la mayoría continuarán ajenos al progreso, porque indiscutiblemente, el Metro es un instrumento insoslayable de democracia y futuro.

Como europea, soy de la generación del transporte público, seguro y eficiente. Con apenas 9 años cruzaba París de cabo a rabo, acompañada de mis amigos y amigas de la escuela pública francesa, para ir a las clases de música, gimnasia,  y a los torneos de baloncesto. Nos montábamos en la Estación Miguel-Ángel Auteuil de París 16, para bajar en Trocadero, frente a la Tour Eiffel, y nos metíamos gratis, cuando teníamos tiempo de sobra en el Museo del Hombre; lo que definitivamente sembró mis raíces de futura antropóloga cultural, que junto al doctorado en Letras es mi primera formación universitaria en la Universidad Sorbona IV, de París.

Somos del Metro o de la cultura metro, en esta vía aprendí a discernir las cuerdas de un violoncelo con las de un violín, gracias a un grupo de música rusa que nos dejaba tocar y acariciar sus instrumentos en la Estación Sentier, de la Ciudad de las Luces.

Somos del Metro, porque   todavía recordamos la extraordinaria dinámica del “afichaje” o colocación de afiches culturales en las diferentes estaciones cada mes de septiembre. Allí, nos anunciaban todas las posibilidades de acceso a la cultura, nos enterábamos de todas las suscripciones, eventos, ferias, concursos, y medios para adherirnos a la Temporada Teatral de la Cortoucherie, de la Comédie Française, de la Garnier, del Centro Beaubourg, y durante semanas construíamos nuestra opción final para las temporadas de otoño o el programa del resto de las estaciones, pues el metro parisino es, ante todo, un espacio civil y cívico de creación de públicos artísticos y culturales. Ese metro de todos y para todos  significó a partir de los años 80, y gracias a las políticas públicas del presidente Francois Mittèrand, un espacio extraordinario de expresión artística.

 Los artistas hacen sus intervenciones públicas en los pasillos, en las rotondas de cruces y de trasbordos, inscribiéndose en la Red de Artistas del Metro, y adquiriendo un permiso de la Regiduría del Metro, quienes le otorgan una tarjeta oficial, que le permite transitar y montar sus espectáculos visuales.

Por las tardes, grupos de comediantes interpretan obras y anuncian en vivo sus proyectos.

Otros, con la magia del mimo se convierten  en personajes de sueños para niños y adolescentes, y, muchos artistas plásticos improvisan con tizas y pasteles, esbozos de sus obras.

Este es el sueño, que ya hace años fue y es realidad en Francia, lo que añoramos para el Metro de Santo Domingo. Es importante para lograr este objetivo, que todos los ministerios públicos y las empresas privadas sean cómplices para la consecución juntos de una Comisión de Proyectos Comunitarios y Ciudadanos del Metro de Santo Domingo, que coordine los diferentes aspectos culturales y educativos del metro, que entre sus funciones, delimiten, seleccionen y premien los artistas plásticos cuyas obras se exhiban en el mismo; así como coordinen con los teatreros, los mimos y cuartetos musicales o músicos individuales que carnetizados, previa presentación de currículo, audiciones y presentaciones se seleccionen por su calidad para participar del proyecto. Se pueden transmitir en pantallas informaciones que eduquen a la ciudadanía como la limpieza y cuidado del metro, así como diseñadores gráficos que presenten bruchures y otros medios gráficos e informativos, hasta lograr un periódico o revista gratis, quincenal o mensual con las “Actualidades del Metro”.

Todo lo antes solicitado o fruto de sueños en voz alta y hasta escrito en este espacio, es con miras a destacarnos con un metro digno, lo que solo se logra con usuarios dignos y respetuosos, que contribuyan a mantener y preservar este medio.

Antes de abrir definitivamente  las puertas del Metro, es necesario implicar las escuelas, universidades, empresas y ciudadanos particulares de buena voluntad, para que se entienda que se trata de una propiedad de todos y todas, que nos exige reglas de comportamiento dentro del mismo.

Los medios radiales y televisivos, y la prensa escrita, son los instrumentos mediáticos para instruir a los usuarios, ayudándoles a comprender y a capitalizar las ventajas del servicio, el precio, el ahorro de tiempo y el bienestar que ofrece.

Entendemos que esa campaña de información y formación ciudadana tiene que arrancar ya. Porque hay que crear, fundar la “cultura de metro”, que viene a ser más que un objetivo técnico, es el arte de acceder al progreso y a la democracia urbana. Repetimos, urge despolitizarlo y hacerlo de todos y todas.

Tenemos mucho que ofrecer a nivel educacional y cultural en cada estación del Metro. Mamá Tingó, se merece una buena exposición que recuerde en el “espíritu” de cada viajero la memoria de la tierra y del campo, pero también, la lucha de las mujeres en los años 70. Ni hablar, del Comandante Francisco Alberto Caamaño, tal como se ha venido haciendo en las verjas que circundan el Parque Independencia, exponer las fotografías de las luchas constitucionalistas dentro del soporte histórico que significa proyectos reivindicativos como los de “memoria de nación”, que tanto vienen aportando a las nuevas y actuales generaciones.

El Museo de Arte Moderno (MAM), el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela de Arte Dramático, Sedefir, la Academia de Historia, deben juntarse para crear una dinámica artística y cultural.

En síntesis

Arte para el suelo y el subsuelo

Los usuarios del Metro deben poder entrar en contacto con manifestaciones del arte y la cultura para lo cual convendría manejar los espacios del  novedoso servicio a través de un comité o patronato con la participación de actores públicos y privados. Desde este momento  deben comprometerse voluntades e imaginaciones.

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