Vías de circunvalación o periféricas

Vías de circunvalación o periféricas

Cuando estudiábamos en París en el año de 1965, se empezaron a construir en esa ciudad los denominados bulevares periféricos o vías de circunvalación, ya que el tránsito y el número de vehículos de motor -que sobrepasaban los tres millones- había convertido el tránsito vehicular en un verdadero caos.  Al dar resultados positivos por la agilización de la circulación, la práctica se extendió a otras ciudades de Francia.  La fiebre también pasó a países vecinos. Actualmente,  el que conoció a Madrid en los años 70 del siglo pasado, se pierde fácilmente con las nuevas M-30; M-50, M-60 e inmensos túneles distribuidores de direcciones para los diferentes sectores de la ciudad.

  Guardando la distancia, en nuestro país desde un tiempo acá ha entrado en esta modernidad, especialmente circunvalando las ciudades en que el viandante, que no tiene algún interés puede desechar esa urbe y llegar más pronto a su destino.

  El mejor ejemplo lo constituye, la mal llamada “autopista Duarte”.  Antes, un usuario que se dirigía a Santiago por la antigua carretera Duarte debía pasar por Villa Altagracia, Bonao, Moca y La Vega, aparte de otras comunidades rurales.  Afortunadamente, hoy Villa Altagracia ha sido desechada al igual que Bonao.  La Vega también ha sido excluida con vías de acceso perimetrales de muy fácil acceso, y Moca ni siquiera figuró en el trazado, teniendo que ser habilitada la carretera denominada Mon Cáceres.

   Muy pronto, los viajeros que se trasladen hacia Puerto Plata o la Línea Noroeste, podrán eliminar el paso por la ciudad de Santiago una verdadera retranca y en donde atravesar la misma se pierde, con suerte, alrededor de una hora.  Otro tanto debería hacerse también con la ciudad de Puerto Plata para quienes su destino final son las playas de Sosúa o Cabarete.

   Para el Sur se está dando el mismo fenómeno.  Para los que viajan a la ciudades del Sur profundo, San Juan de la Maguana, Barahona o hasta Azua, la mal llamada también “autopista 6 de Noviembre”, toca lateralmente la ciudad de San Cristóbal.  Ahora falta que se construya la circunvalación de la ciudad de Baní para que se llegue de manera más expedita a la  zona fronteriza con Haití o al circuito del Lago Enriquillo.

  El Este del país no se ha quedado atrás.  La  también mal calificada  “autopista de San Pedro de Macorís”, su continuación hasta La Romana y la nueva que todavía no se ha terminado “autopista del Coral”, también desechan poblados turísticos como Boca Chica y Juan Dolio, a los cuales se llega por vistosos bulevares.  También, se ha eliminado el tránsito por San Pedro de Macorís, para continuar hasta La Romana, en donde todavía se pierde un tiempo enorme cruzando por la ciudad.  Pero, alegría para los que se dirigen a Bávaro, Punta Cana o El Macao, la circunvalación no pasará ni por La Romana ni tampoco por Higüey, lo cual constituye una economía de tiempo y de combustible.

   En donde la situación no está muy clara es en Santo Domingo, ya que el que viene del Este y toma la Charles De Gaulle continuando con la Jacobo Majluta para ir al Cibao se encuentra con múltiples escollos, empezando por el afirmado de ambas avenidas y el sinfín de cruces de calles y avenidas.  De igual modo, sufren los que van para el Sur al tener que tomar la avenida  España, atravesar el puente flotante y después el malecón con el tráfico pesado de camiones, autobuses y patanas.

Al parecer, los que estudian el movimiento vehicular en el Gobierno se han dado cuenta del ahorro que representa para los usuarios el utilizar vías de circunvalación o periféricas.  También, los conductores aprecian la economía en combustible que significa un tráfico continuo.  Los políticos denominan a estas obras “suntuarias”, tal como aconteció con las avenidas 27 de Febrero, Luperón o Kennedy.  Pero ¿Qué sería del citadino si las mismas no existieran?  Adelante pues con las “suntuarias”, que los políticos que están arriba no pierden tiempo, pues las escoltas les abren paso franco.  

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