El vicepresidente Rafael Alburquerque resaltó la ayer la honestidad en el manejo del Programa  Solidaridad que por su importancia y  sus vínculos directos con los hogares pobres ha  sido diseñado para ser un paradigma de la transparencia pública en todo  el país.

También destacó la participación de organizaciones de la sociedad civil que son contratadas por el Sistema Único de Beneficiarios para el levantamiento en las localidades indicadas por el mapa de la pobreza, que ha preparado el Ministerio de  Economía, Planificación y Desarrollo para evitar la contaminación y el clientelismo político.

Declaró que el programa social se fundamenta y descansa en tres entidades, que tienen el contacto con los hogares pobres, el Sistema Único de beneficiario, que se encarga de seleccionar  a los favorecidos y la administradora de subsidios sociales, que tiene como función el vínculo con las entidades bancarias que intervienen.

 Con ética.  Alburquerque habló sobre el tema en un discurso que pronunció para clausurar el acto de juramentación de la Comisión de Ética Pública (CEP) del programa Solidaridad, a cargo del presidente del Consejo Rector de la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción,  Marino Vinicio Castillo.

Alburquerque manifestó que el censo de la pobreza, con el cual se desarrolla el programa Solidaridad, es  renovado periódicamente  y que en Santiago ha sido levantado por la Iglesia Evangélica y  en la línea noroeste por el obispado de Mao, Valverde y en San Pedro de  Macorís y en otras provincias de la región Este, por la Agencia Interamericana de Desarrollo de los Estados Unidos (Usaid)

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Comisión

La Comisión de Ética Pública juramentada por Marino  Vinicio Castillo  está integrada por  José Sing, coordinador, Rafael Jiménez, Grisel Collado, Modesto Martínez y  Juan Rojas.

Honestidad

El vicepresidente      exhortó a  la comisión continuar actuando con la  transparencia que le caracteriza.