EEUU. El vicepresidente de Estados Unidos, el republicano Mike Pence, visitó hoy a varios supervivientes del tiroteo del pasado domingo en una iglesia baptista de Sutherland Springs (Texas) ingresados en un hospital de San Antonio, ciudad situada a 45 kilómetros de la escena del crimen.
Pence visitó el centro médico Brooke Army, en el que se encuentran siete -cinco adultos y dos niños- de los doce heridos en total que permanecen ingresados tres días después de que Devin Kelley les disparara en el templo First Baptist Church de la pequeña localidad texana.
El tiroteo indiscriminado dentro de la iglesia baptista fue perpetrado por Kelley, un joven blanco de 26 años que mató a tiros a 26 personas e hirió a una veintena, ocho de las cuáles ya fueron dadas de alta de diferentes hospitales de San Antonio.
Pence estuvo acompañado en el centro médico por su esposa, Karen Pence; el fiscal general estadounidense, Jeff Sessions; los congresistas por Texas Will Hurd y Henry Cuéllar; y el gobernador de Texas, Greg Abbott.
Antes de partir hacia Texas desde Washington, el congresista demócrata Cuéllar, representante en la capital de la zona afectada por el tiroteo, señaló a los periodistas que Pence es alguien “muy compasivo”, en un momento en que la gente de Sutherland Springs “necesita abrazos y palabras amables».
Después de la visita a los heridos, la comitiva se desplazó a Sutherland Springs para recibir información de primera mano sobre las investigaciones policiales alrededor de la mayor masacre de la historia del estado de la estrella solitaria.
Además, Pence conocerá hoy a los familiares de las víctimas del tiroteo y a otros supervivientes en Floresville, una pequeña ciudad vecina que acogerá hoy una multitudinaria plegaria en recuerdo de las personas que perdieron su vida a manos de Kelley.
El rango de edad de las personas fallecidas, que va desde los 17 meses hasta los 77 años, hace evidente que el asaltante trató de hacer el mayor daño posible sin tener piedad de ninguno de los asistentes a la misa que en esos momentos se oficiaba en el templo.
Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, una tienda de abastos, un taller de reparación de autos, dos gasolineras, las casas de los vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta este domingo una tranquila comunidad de Texas.