Vicini/azúcar/turismo

Vicini/azúcar/turismo

UBI RIVAS
La familia Vicini viene incidiendo en la historia dominicana desde el siglo XIX cuando el líder pionero Juan Bautista Vicini inició la incursión azucarera con el respaldo del presidente Ulises Heureaux.

Con el propósito de contribuir a la evacuación de los “marines” USA en la primera afrentosa intervención en nuestro país (1916-1924), don Juan Bautista Vicini, don Chicho, presidió un gobierno provisional en 1922, idéntico a como hiciera en 1965-66 el doctor Héctor García-Cáceres.

Además de que en los aciagos y tenebroso días finales de la tiranía del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, en 1960, Juan Vicini usó su influencia en Washington para acercarse al presidente JFK y ganarle el ánimo para que dispusiera la liquidación de la satrapía onerosa que asfixiaba los derechos ciudadanos dominicanos. En el plano de la orientación empresarial, Felipe Vicini Cabral, como pocos, edificó a sus colegas, a los economistas, él era un brillante y siempre le comenté sus ponencias en la Cámara Americana de Comercio como sus enjundiosos artículos en Listín Diario, hasta que, lamentablemente, nos dejó en forma prematura como abrupta, muy sentida.

Ahora, y en su momento se aclarará por cuáles motivos clandestinos, Vicini es objeto de una campaña denunciadora, en París, por la empresa de filmaciones Uncommon Productions que regentea Read K. MacCaffrey, definiendo como esclavista el régimen en que sobreviven ilegales haitianos en los bateyes de los ingenios Vicini arracimados en el consorcio CAEI.

Identifica los bateyes de los ingenios de Vicini, no los que regentean antiguos ingenios del desaparecido Consejo Estatal del Azúcar, o los del Central Romana; sólo Vicini.

Nadie ha podido afirmar, y pretender respetarse, que las formas de sobrevivir en un batey dentro de una plantación cañera sean las más óptimas para un ser humano, aún tratándose de ilegales haitianos que se presume son de estadía pasajera, efímera.

Sin tampoco pretender establecer comparaciones, pero que resulta imprescindible referirla, en las condiciones en que subviven los ilegales haitianos en los bateyes azucareros todos, no solo los de Vicini, también viven ciudadanos dominicanos allí y además, en centenares, millares, de barriadas marginadas o carenciadas, a las que se pueden poner nombres de Sal Si Puedes, Guachupita, Chulín (ya no tanto luego de la cosmética practicada allí por el presidente Joaquín Balaguer), Canta La Rana, Capotillo, Simón Bolívar y toda la orilla del Ozama.

¿O no es así?. Y si no es así, ¿cómo es?. Vicini ha hecho saber mediante intimación legal por intermedio de sus abogados en Washington, Patton Boggs, a Read K. MacCaffrey, abstenerse de proseguir proyectando el documental, que no solo perjudica a Vicini, sino al complejo azucarero dominicano que tiene varios magnates, no uno solo, además y por ósmosis, a la industria del turismo.

Es evidente que interactúan intereses soterrados y sórdidos en esta campaña de denuncias de presunta esclavitud, por cierto muy rara, porque es la única esclavitud conocida donde los esclavos pueden irse dondequiera cuando lo deseen.

Ahora que el presidente George Bush jr. construye un oneroso muro de 2,100 kms., en parte de los cinco mil kms. que dividen USA de México, sería interesante que Read K. MacCaffrey ruede un documental ilustrando la forma en cómo los indocumentados mejicanos, auxiliados por los “coyotes” (expertos en traficar indocumentados) son tratados por el Border Patroll y así como los chicanos son a su vez considerados por los hacendados yanquis y reeditar la denuncia pionera del escritor norteamericano John Steinbeck en su edificante y dolorosa novela Viñas de Ira y así globalizar la esclavitud, no identificarla chiquita y prejuiciada con Vicini solamente.

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