Víctimas de tornado en EEUU salen heridos de hospital sin saber adónde ir

Víctimas de tornado en EEUU salen heridos de hospital sin saber adónde ir

TUSCALOOSA, EEUU, (AFP) – James Robinson perdió su casa en el tornado que arrasó Tuscaloosa, en Alabama, y este martes, seis días después, sale del hospital con vendas en sus piernas y en la cara, sin saber adónde ir. Al igual que miles de heridos que perdieron todo en los mortíferos tornados y tormentas de la semana pasada, que dejaron unos 350 muertos en el sureste de Estados Unidos, este hombre de 60 años se recupera lentamente, pero se enfrenta ahora a la dura realidad del desamparo absoluto.

«Voy a salir del hospital y no sé qué voy a hacer, no tengo adónde ir», dijo a la AFP aún vestido con la túnica de internación. Su esposa fue trasladada con heridas mayores a un centro médico de Birmingham, a una hora de distancia. Robinson quiere saber de ella y espera que regrese pronto.

«Necesito pensar qué haré. Son momentos muy difíciles y quiero que mi esposa esté aquí. Hemos tomado decisiones juntos durante 42 años», comentó. Más de 800 heridos llegaron a atenderse al servicio de emergencias del Centro Médico Regional en Tuscaloosa en las horas siguientes al arrasador paso de un gigantesco tornado de unos dos km de extensión. Barrios enteros fueron borrados por completo del mapa. Casas humildes fueron levantadas por el aire y, aún con cientos de desaparecidos, equipos de búsqueda y rescate continúan entre montañas de escombros las tareas de rastrillaje para dar con posibles nuevas víctimas.

La serie de tornados y tormentas de los últimos días en esta región de Estados Unidos se convirtió en la peor catástrofe natural que enfrenta el país desde el huracán Katrina en 2005.

En Alabama, el estado más castigado, la lista de fallecidos superaba los 250, según la gobernación, y hay unos 2.200 heridos, la mayor parte de ellos en Tuscaloosa, que recibió el mayor impacto, con unas 13.000 personas afectadas y más de 5.000 propiedades destrozadas, según las autoridades del condado. La lista de muertos se extiende a varios estados. En Misisipi las víctimas sumaban 35 personas, en Tennessee 34, en Georgia 15, 8 en Arkansas y cinco en Virginia.

En una habitacion del hospital regional de Tuscaloosa, April Watson se recupera de un golpe en la cara que le dio un equipo de aire acondicionado que le cayó encima y la desmayó. Su marido, Robert Reed II, está con ella, con una bolsa de hielo en la cabeza.

La rueda de una camioneta arrastrada por el viento le golpeó la nuca, cuenta. La mujer tiene un corte extenso y profundo en un pie. Está infectado y van a operarla. «Mi esposo me encontró desmayada, con el aparato de aire acondicionado encima de mi cabeza.

Creyó que estaba muerta… Me siento bendecida de estar aquí. Dios salvó mi vida y la de mi familia», dijo a la AFP. April relato que habían pensado en abandonar la casa, pero se cortó el suministro de energía, quedaron a oscuras y sin información acerca de lo que pasaba, hasta que llego el monstruoso torbellino que se llevó todo.

Además de los heridos, cientos de personas que no sabían adónde ir fueron esa noche a buscar refugio al hospital, que era el único sitio con luz, gracias a los generadores de que dispone.

 «La gente venía caminando como desde una jungla, entre las ruinas y en medio de la oscuridad», relató Brad Fisher, responsable de prensa del Centro Médico Regional, a la AFP.

 «Había gente por todas partes. En los corredores, salas de conferencias, y en la cafetería», agregó. En las horas y días siguientes se utilizaron buses escolares y del transporte público para llevar a los damnificados a refugios y casas de familiares, dijo Fisher, que informó que un centenar de personas continuaron internadas con lesiones de distinta gravedad y seis murieron hasta el momento, tres de ellas niños. Organizaciones religiosas y de asistencia humanitaria se encargan de dar refugio a los miles que quedaron sin hogar.

La Cruz Roja estadounidense abrió en los últimos días 16 refugios en Alabama, donde recibio a unas 900 personas, informó la entidad. «Esta operación va a llevar mucho tiempo. Aún no se puede saber (el número de) víctimas ni la dimensión de los daños. La devastación es inmensa», dijo el lunes a la AFP Daphne Hart, una portavoz de la Cruz Roja estadounidense.

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