Si hablamos de gente motivada, que nunca se rinde, sin lugar a dudas de que en ese grupo debemos, por obligación, incluir el nombre de Víctor Estrella Burgos, el tenista dominicano que dio un salto al estrellato en un momento en el que la mayoría de los tenistas se encuentran camino al retiro.
Con 34 años, en el 2015, Estrella se coló entre los primeros 50 del mundo y llegó a alcanzar el puesto 43 del ranking de la ATP.
Para Estrella, la edad nunca fue un límite, todo lo contrario, una motivación para hacerlo mejor.
“La edad es solo un número, pues a los 34 años obtuve mi mejor ranking en el mundo… todo está en el corazón y en el deseo que se le pone”, dijo Estrella al referirse a dicha experiencia.
El éxito de Estrella impactó en grande, no solo en las cadenas internacionales que destacaban las proezas del santiaguero.
No por tratarse de un hobre de un país no conocido por el tenis, tampoco porque ya estaba corriendo su cuarta década de vida.
Las hazañas de Estrella pusieron a toda la República Dominicana a darle seguimiento a algo que hasta entonces era apenas preferencia de unos cuantos.
“Cuando salí a la cancha en el US Open me sentí motivado: nunca pensé que podría lograr que 10 millones de habitantes en un país de béisbol me siguieran en el tenis”, agregó Estrella.
Durante su gira de éxitos, Estrella logró hacer grandes amigos y enfrentó grandes rivales.
Todo el mundo recuerda una foto que subió a su cuenta de Instagram el tenista suizo Roger Federar con la siguiente leyenda: “Me divertí entrenando con @VitiEstrella80”, escribió. “Un héroe de República Dominicana y un gran tipo”.
Estrella es una clara prueba de que cuando se quiere trabajar duro, se puede y que las cosas bien hechas, rinden frutos mucho más que positivos, como ha sido el caso del muchacho que a los ocho años se enamoró de las raquetas y sustituyó los bates de béisbol por ellas hasta que definitivamente se entregó al 100 por ciento al juego del tenis.
Pero el camino, sin lugar a dudas, no fue fácil.
Lograr clasificaciones en el tenis implica muchos viajes y preparaciones fuera del país.
En una nación que no se apasiona por el tenis, y que no tiene costumbre de esos apoyos, Estrella tuvo que convencer a muchos para lograr esa confianza de que se invirtiera en su carrera profesional.
“Cuando te toca ser el primero [en abrir las puertas] es bastante difícil”, reflexiona Estrella. “Económicamente se complica, porque las entidades de deportes no están tan interesadas, al no haber tenido nunca un tenista, y las empresas privadas tampoco, porque no han tenido resultados”, comentó.
Pero Estrella se encargó de cambiar eso, a puro corazón y con mucho, pero mucho trabajo.
Y ya con 38 años de edad, se mantiene compitiendo a alto nivel y con una meta definida por delante: los Juegos Panamericanos de Lima, Perú de finales de este mes.